Algunos asteroides cercanos a la Tierra son un peligro, un peligro poco probable, pero, a cambio, un peligro que en teoría podemos prevenir o mitigar totalmente mediante la detección de la inmensa mayoría de cuerpos que puedan chocar con nuestro planeta. El problema radica en los asteroides de 300 a 500 metros, aproximadamente. Por debajo de esa cifra hay muchos más asteroides, pero al ser más pequeños los posibles daños también lo serían. Y por encima de esa cifra hay menos asteroides y el porcentaje de objetos descubiertos es significativamente mayor. Pero, en concreto, dentro de la población de asteroides peligrosos (PHAs), los preocupantes son aquellos objetos que se acercan a la Tierra en dirección al Sol, que pueden pasar desapercibidos como si fuera un caza de la Segunda Guerra Mundial aproximándose al enemigo con el Sol a sus espaldas. Una herramienta clave para descubrir nuevos asteroides son los telescopios espaciales infrarrojos, pero por el momento no hemos lanzado ninguno específicamente diseñado para esta tarea.
La NASA planea lanzar en 2027 NЕО Surveyor (antes NEOCam), un telescopio espacial infrarrojo para descubrir asteroides cercanos (NEOs), pero cuantos más ojos haya observando, más fácil será detectar un cuerpo que se acerque a la Tierra por sorpresa. La Agencia Espacial Europea (ESA) tiene su propia propuesta de misión de este tipo, NEOMIR (Near-Earth Object Mission in the Infra-Red). NEOMIR tiene como objetivo complementar a NEO Surveyor. Pero mientras el telescopio de la NASA debe cumplir con el propósito, ordenado por el Congreso de EE.UU., de descubrir el 90% de los asteroides de más de 140 metros de diámetro, NEOMIR se centrará en objetos más pequeños. Situado en alrededor del punto de Lagrange L1 del Sistema Tierra-Sol, a 1,5 millones de kilómetros, NEOMIR podrá descubrir objetos de más de 20 metros de diámetro que vayan a pasar cerca de la Tierra con unas tres semanas de antelación, como mínimo, permitiendo evacuar posibles zonas de impacto en caso de que choquen contra nuestro planeta.
NEOMIR se dedicará a observar el cielo en busca de asteroides, pudiendo apuntar hasta 30º del Sol como mucho (NEO Surveyor solo podrá acercarse a 45º). Incorporará un telescopio con un espejo principal de 50 centímetros de diámetro y dos sensores infrarrojos para cubrir el espectro infrarrojo de 5 a 10 micras. La elección de estas longitudes de onda asegura que se podrán descubrir más cuerpos, ya que el pico de emisión de un asteroide cercano con una temperatura de unos 300 kelvin se encuentra a 9 micras (la mayor parte de NEOs tienen temperaturas de entre 200 y 400 kelvin). El gran desafío de la misión es cubrir la misma zona con pocas horas de diferencia para detectar un asteroide que venga directo hacia nosotros y, por tanto, apenas deje rastro en las imágenes, lo que requiere cubrir un gran campo de visión en poco tiempo (con tiempos de exposición de un minuto aproximadamente).
NEOMIR podrá detectar asteroides de más de 20 a 25 metros de diámetro a 15 millones de kilómetros de distancia con al menos 3 o 4 semanas de antelación, pero evidentemente siempre se podrá colar algún asteroide. No obstante, la misión ha sido diseñada para que, como mínimo, se pueda descubrir cualquier objeto de más de 20 metros que se acerque a la Tierra a 1,5 millones de kilómetros de distancia, es decir, a unos dos días del encuentro con nuestro planeta. NEOMIR tendrá un campo de visión de 1,7º x 7º y escaneará la bóveda celeste alrededor del Sol en tres anillos concéntricos desde 30º a 51º del Sol. Cada campo de 1,7º x 7º se observará cuatro veces en 39 horas. Si NEOMIR es aprobada finalmente, y esperemos que lo sea, despegaría no antes de 2030 mediante un Ariane 62.
Referencias:
- https://www.esa.int/Space_Safety/Planetary_Defence_Projects_and_Core_Activities
- https://conference.sdo.esoc.esa.int/proceedings/neosst2/paper/116/NEOSST2-paper116.pdf