MADRID, 22 (EUROPA PRESS)
La doctora María Nieves Cabrera Martín, presidenta del Grupo de Trabajo de Neuroimagen de la Sociedad Española de Medicina Nuclear e Imagen Molecular (SEMNIM) y jefa del Servicio de Medicina Nuclear en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid destaca que las nuevas técnicas de Medicina Nuclear permitirán seleccionar a pacientes que se beneficien de las nuevas terapias frente al Alzheimer.
“Nos estamos preparando para afrontar este alentador reto”, avanza la doctora. En este sentido, destaca, entre otros, el desarrollo de trazadores moleculares claves para estudiar ‘in vivo’ la zona del cerebro donde hay depósito patológico de proteínas beta-amiloide y tau, relacionadas con el origen y desarrollo de esta enfermedad neurodegenerativa. El uso de dichos trazadores por parte de los médicos nucleares permitirá, explica la doctora Cabrera, “seleccionar a los pacientes que podrían beneficiarse de las terapias disponibles”.
El mecanismo de acción de esta técnica consiste en la inyección, por vía intravenosa, de una molécula ‘guía’ marcada con un elemento radiactivo (fluor-18), también conocido como radiofármaco. Dependiendo del tipo de radiofármaco empleado, llevará más o menos tiempo de fijación en el cerebro, pero una vez se posa, es posible realizar un estudio de imagen del cerebro con el cual el médico nuclear “puede determinar la presencia o no de proteínas en el cerebro y estimar la cantidad de las mismas.
COLABORACIÓN MULTIDISCIPLINAR
De cara al abordaje de esta patología, desde la sociedad científica ponen el acento sobre la necesidad de potenciar una “mayor multidisciplinariedad” para la toma de decisiones consensuadas entre neurólogos y médicos nucleares.
El especialista experto en deterioro cognitivo será quien defina la mejor opción diagnóstica en función de la sospecha diagnóstica generada en base a las pruebas realizadas en el servicio de Medicina Nuclear.
Esta decisión, consensuada con el médico nuclear (quien establece la idoneidad para la realización de la prueba pertinente), se basará además en las características individuales del paciente y del impacto que la realización de la prueba pudiera tener en el manejo de este.
Tanto neurólogos como médicos nucleares, concreta la doctora Cabrera, deben “disponer de una formación específica en deterioro cognitivo”. En paralelo, los médicos de Atención Primaria, que generalmente “realizarán la primera evaluación del paciente”, deberían contar desde su punto de vista con una mayor preparación. Recuerda además que hace falta implementar “los recursos necesarios en cada caso” ante el “elevado” volumen de pacientes.
REIVINDICACIONES
Desde SEMNIM reivindican que, para hacer frente al Alzheimer, hará falta una mayor inversión de recursos tanto para potenciar la cartera de biomarcadores o pruebas diagnósticas como el genotipado ApoE, que se realiza para determinar la probabilidad (que no el diagnóstico) de presentar esta enfermedad debido a factores genéticos.
Por el previsible aumento sostenido de casos diagnosticados, el grupo de trabajo de Neuroimagen coinciden en que hace falta más “inversión y recursos necesarios para que se den los tratamientos a estos candidatos óptimos” identificados en los servicios de Medicina Nuclear.
De hecho, la aparición de terapias modificadoras del curso de la enfermedad “obliga a plantear la situación actual en España”, asegura la médico nuclear, “dado que a día de hoy las escasas opciones terapéuticas en esta enfermedad hacen que haya diferencias en las indicaciones de uso de biomarcadores en líquido cefalorraquídeo o de imagen, que deberán analizarse en mayor profundidad de cara a la selección óptima de pacientes candidatos a terapia.
En concreto, dichas diferencias se aprecian en el manejo que unos hospitales y otros realizan en biomarcadores. “En unos, líquido cefalorraquídeo; en otros, de imagen”. Por lo tanto, no se ha estandarizado de manera total por las implicaciones que puede tener para el paciente, al no haber un tratamiento que cambie la enfermedad.
“Pero si llegamos al momento en que se puede aplicar una terapia que a un grupo de pacientes le puede cambiar el manejo, ahí sí que tendríamos que trabajar para que el acceso a una terapia para un determinado paciente sea posible. Habría que estandarizar para saber qué prueba de imagen o qué prueba de líquido cefalorraquídeo es pertinente”, ha explicado.
AVANCES “INIMAGINABLES”
La doctora Cabrera califica como “avances inimaginables” los experimentados en las últimas décadas en Medicina Nuclear. La llegada de innovaciones en el ámbito diagnóstico, propiciadas por el desembarco de fondos europeos a través del Plan de Inversión en Equipos de Alta Tecnología Sanitaria en el Sistema Nacional de Salud (INVEAT), ha supuesto el aumento del número de equipos PET-TAC, entre otros, disponibles en España.
A estas novedades también se añade la ampliación del catálogo de biomarcadores para la detección de Alzheimer, como el líquido cefalorraquídeo. Además, anuncia que “se están desarrollando marcadores en sangre”. En definitiva, se está avanzando en el hallazgo de nuevos biomarcadores para todas las fases de la enfermedad, tanto para la detección precoz (los ya mencionados en líquido y en proteína beta-amiloide), como en la fase prodrómica (cuando aparecen los primeros síntomas cognitivos) para detectar la proteína tau en el líquido cefalorraquídeo.
A todo lo anterior se suma la llegada de nuevos medicamentos que podrían cambiar el actual paradigma. Lecanemab y Aducanumab son los dos ya aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) mientras que hay un tercero, donanemab, aún pendiente de aprobación.
Si bien la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) no se ha pronunciado, es previsible que siga la senda ya marcada por su homóloga estadounidense y así, adelanta la doctora Cabrera, se dé “un cambio en la enfermedad gracias a estas terapias modificadoras”.
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