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La profecía de Kiyosaki no se cumplió exactamente en los términos que él planteó.
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Kiyosaki, aunque no sea un profeta infalible, nos deja valiosas lecciones.
Tal como CriptoNoticias lo reportó en su momento, el 27 de enero, el escritor Robert Kiyosaki publicó en su cuenta de X el siguiente mensaje:
«En ‘La profecía de Padre Rico’ advertí que se avecinaba la caída más grave de la bolsa de valores de la historia, que se produciría en febrero de 2025. Buenas noticias porque en caso de accidente todo se pone en oferta. Ahora se venden coches y casas. Mejores noticias: miles de millones de personas abandonarán los mercados de acciones y bonos y se precipitarán hacia bitcoin. Bitcoin experimentará un boom, boom, boom. Sube a bordo mientras puedas. Sal de lo falso y entra en las criptomonedas, así como en el oro y la plata. Incluso un satoshi te hará rico, mientras millones lo pierden todo».
Robert Kiyosaki, autor de libros de autoayuda financiera.
A fecha de hoy, 28 de febrero de 2025, es momento de analizar si esta predicción tan audaz se ha materializado o si, por el contrario, el panorama financiero global nos cuenta una historia distinta.
Robert Kiyosaki, conocido por su libro ‘Padre Rico, Padre Pobre’ y sus opiniones contundentes sobre la economía y las inversiones, apostó por un colapso histórico de los mercados tradicionales que catapultaría a bitcoin como el gran ganador. Pero, ¿Qué ha pasado realmente?
Para ser precisos, la profecía de Kiyosaki no se ha cumplido en los términos que él planteó.
Lejos de presenciar «la caída más grave de la historia» en los mercados bursátiles, el S&P 500, uno de los índices más representativos de la economía estadounidense, ha alcanzado máximos históricos en las últimas semanas.
Y la economía, aunque no exenta de retos, no ha colapsado como Kiyosaki vaticinaba. Las ventas de coches y casas, que él mencionó como señales de una crisis, no reflejan un desplome generalizado; más bien, responden a ajustes cíclicos en ciertos mercados locales, no a una debacle global.
Por otro lado, el comportamiento de bitcoin, la gran apuesta de Kiyosaki, también contradice su narrativa de un «boom, boom, boom«.
En lugar de una estampida masiva hacia bitcoin, la moneda digital creada por Satoshi Nakamoto ha experimentado una caída significativa en la última semana.
Factores como tensiones geopolíticas —por ejemplo, la guerra de aranceles iniciada por Donald Trump— y las expectativas de una inflación persistente en Estados Unidos han golpeado al precio de bitcoin.
Los inversionistas parecen estar vendiendo activos considerados «de riesgo», como bitcoin, para refugiarse en opciones más tradicionales, como bonos del Tesoro o el dólar. Este fenómeno refuerza la percepción de que bitcoin sigue siendo visto por el mercado —en general— como un activo especulativo más que como una verdadera «reserva de valor» al nivel del oro.
Sin embargo, no todo está perdido para la visión de Kiyosaki. Aunque su predicción no se ha cumplido en el plazo exacto de febrero de 2025, ciertos indicadores sugieren que un escenario caótico podría estar gestándose a mediano plazo.
La deuda pública de Estados Unidos sigue creciendo a niveles récord y la confianza en las monedas fíat se erosiona.
Además, eventos impredecibles, como una escalada militar o una crisis energética, podrían desencadenar una corrección significativa en los mercados. En este sentido, la profecía de Kiyosaki podría estar en vías de cumplimiento, pero no con la inmediatez ni la magnitud hipercatastrófica que él imaginaba.
Más bien, parece que estamos ante un proceso gradual, donde los fundamentos de su análisis —desconfianza en el sistema financiero tradicional y el auge de alternativas como bitcoin— podrían consolidarse con el tiempo.
¿Qué lección nos enseña esto?
El desenlace (o no desenlace) de la profecía de Kiyosaki nos deja varias lecciones valiosas para inversionistas, entusiastas de las criptomonedas y observadores del mercado en general. Analicemos cada una de ellas con detalle.
1. Haz tu propia investigación, no sigas ciegamente a los influencers
La primera enseñanza es que las predicciones, incluso de figuras tan reconocidas como Kiyosaki, no son infalibles.
Aunque su mensaje tiene un trasfondo lógico —la vulnerabilidad del sistema financiero tradicional y el potencial de activos alternativos—, su timing y dramatismo han resultado imprecisos.
Esto no significa que Kiyosaki sea malintencionado; al contrario, su intención parece ser alertar a las masas sobre riesgos reales. Sin embargo, el caso demuestra que cada inversionista debe realizar su propio análisis.
Por ejemplo, en lugar de comprar bitcoin solo porque un influencer lo recomienda, es crucial estudiar su oferta limitada (21 millones de BTC), su adopción institucional —como la entrada de BlackRock con ETF— y los riesgos regulatorios. Depender exclusivamente de una voz externa, por carismática o alarmista que sea, puede llevar a decisiones apresuradas y pérdidas innecesarias.
2. Bitcoin aún está en una etapa temprana de adopción
Otra lección clave es que bitcoin, a pesar de sus 16 años de existencia, sigue siendo un activo joven en términos de adopción global.
Que su precio caiga ante tensiones internacionales no debería sorprender: su capitalización de mercado, que ronda el billón (trillion, en inglés) de dólares, es minúscula comparada con los 100 billones del mercado de acciones global o los 20 billones del oro. Esto refleja que hay relativamente pocos participantes institucionales y minoristas que lo consideren un refugio seguro en tiempos de crisis.
Sin embargo, se presenta una oportunidad para los inversionistas con visión de largo plazo. Si bitcoin logra consolidarse como «oro digital» en la próxima década, los precios actuales podrían parecer baratos. La paciencia y la acumulación estratégica son clave en esta etapa.
3. La importancia de resguardar el capital en activos valiosos
Finalmente, podemos ser un poco benevolentes con Kiyosaki y rescatar una lección implícita en su mensaje: la necesidad de proteger nuestro capital en activos con fundamentos sólidos.
Aunque su predicción no se ha cumplido en febrero de 2025, su insistencia en alejarse de lo «falso» —monedas inflacionarias y sistemas centralizados— y acercarse a lo «real» —oro, plata y bitcoin— tiene mérito.
Bitcoin, por ejemplo, destaca por sus propiedades únicas: es descentralizado, resistente a la censura y tiene una política monetaria fija que ningún banco central puede manipular.
El oro, por su parte, ha sido un refugio durante milenios, y su valor se ha revalorizado consistentemente frente a monedas como el dólar, que ha perdido más del 90% de su poder adquisitivo desde 1971. La plata, aunque más volátil, también ofrece un respaldo tangible.
Kiyosaki, aunque no sea un profeta infalible, nos invita a reflexionar sobre dónde colocamos nuestro dinero y a priorizar activos que se aprecien con el tiempo.