El sector minorista sigue enfrentando desafíos significativos, incluso para las grandes corporaciones. CVS, una de las cadenas de farmacias más grandes de Estados Unidos, ha anunciado el cierre de hasta 270 tiendas este año como parte de una estrategia para optimizar su presencia en el mercado.
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Según un informe de The Street, la compañía busca mejorar la cobertura geográfica y responder mejor a las necesidades de las comunidades a las que sirve:"Al adoptar un enfoque personalizado para nuestra huella comercial, estamos alineando estratégicamente nuestras farmacias para brindar un mejor servicio a los pacientes y garantizar la cobertura geográfica adecuada", declaró un portavoz de CVS.
Tras los cierres, la empresa ha revelado un cambio en su modelo de negocio, con la apertura de pequeños establecimientos enfocados únicamente en servicios farmacéuticos, por lo que estos nuevos locales tendrán un tamaño reducido, de aproximadamente 5,000 pies cuadrados o menos, y estarán diseñados para atender a clientes cada vez más exigentes y menos leales a las marcas tradicionales.

CVS, una de las cadenas de farmacias más importante de Estados Unidos.
¿Por qué CVS cierra sus sucursales?
El cierre de estas 270 sucursales se debe a la reestructuración que CVS ha venido aplicando en los últimos años. Desde 2022, la compañía ha cerrado aproximadamente 900 tiendas, mientras que ha abierto alrededor de 100 nuevas ubicaciones.
A finales de 2023, CVS operaba más de 9,000 farmacias minoristas y más de 1,000 clínicas médicas de atención primaria y sin cita previa en todo Estados Unidos. Sin embargo, la compañía ha decidido apostar por un formato más pequeño y enfocado en la eficiencia.
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Los desafíos económicos han afectado a todo el sector retail, y CVS no es la excepción. Factores como la inflación y el aumento en las tasas de interés han elevado los costos operativos para muchas empresas.
Según el Índice de Precios al Consumidor (CPI), los precios de bienes y servicios aumentaron un 0.2% en febrero y la inflación anual alcanzó el 2.8%. Este aumento ha llevado a los consumidores a ser más selectivos en sus compras, lo que ha obligado a los minoristas a replantear sus estrategias para seguir siendo competitivos.