La creciente actividad en la órbita baja terrestre (LEO) ha convertido la gestión del tráfico espacial en un desafío clave para la operatividad de los satélites. En este contexto, la Nasa y SpaceX han probado con éxito un nuevo sistema de coordinación entre la constelación Starlink y el enjambre de satélites Starling, desarrollado por el programa Small Spacecraft Technology del Centro de Investigación Ames de Nasa.
El objetivo original de la misión Starling era demostrar la planificación y ejecución autónoma de maniobras orbitales con cuatro pequeños satélites. Tras cumplir sus metas iniciales, la misión evolucionó a Starling 1.5, un experimento orientado a la coordinación con los satélites Starlink de SpaceX, que también operan de manera autónoma.
Actualmente, la coordinación del tráfico espacial se basa en alertas generadas por sistemas en tierra que notifican a los operadores sobre posibles conjunciones orbitales. Sin embargo, la mitigación de estos riesgos depende de una comunicación manual entre operadores, a menudo a través de llamadas o correos electrónicos, lo que ralentiza la toma de decisiones.
«En ocasiones realizamos maniobras innecesarias porque no podemos esperar días para obtener confirmación», explicó Nathan Benz, gestor del proyecto Starling 1.5 en Nasa Ames. «Poder reaccionar en cuestión de horas abre nuevas posibilidades para la observación satelital«.
Un sistema de respuesta ágil
El primer paso hacia una mejor coordinación fue desarrollar un método fiable para asignar la responsabilidad de maniobra entre operadores. SpaceX implementó un servicio de análisis de conjunciones que permite compartir trayectorias y determinar quién debe ajustar su órbita. En la prueba, la Nasa utilizó este servicio para asumir la responsabilidad de maniobra y ejecutó con éxito un ajuste orbital autónomo en uno de sus satélites Starling, evitando una aproximación con un Starlink.
El Departamento de Comercio de EEUU también participó en la validación de esta nueva herramienta, cuyo desarrollo podría reducir significativamente los tiempos de respuesta en el tráfico orbital.
Actualmente, la capacidad de un operador humano para gestionar múltiples satélites está limitada por la demora en la planificación de maniobras. Un sistema automatizado y adaptable permitiría a las constelaciones responder con rapidez a eventos tanto en el espacio como en la Tierra, mejorando la recolección de datos en escenarios dinámicos, como desastres naturales.
«El acceso y uso de la órbita baja requieren sistemas avanzados de coordinación del tráfico espacial», afirmó Roger Hunter, director del programa Small Spacecraft Technology de la Nasa. «Starling 1.5 ha sido un paso clave en esta dirección, consolidando la cooperación entre la Nasa, el Departamento de Comercio y SpaceX para avanzar en la autonomía de las misiones espaciales».