La Secretaría de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes (SEPI) define a la medicina tradicional indígena como el conjunto de prácticas terapéuticas tradicionales que realizan los médicos indígenas o tradicionales en las que se emplean como elementos principales plantas, hongos, animales, o derivados de éstos, y minerales medicinales acompañados de rezos, plegarias y oraciones para aliviar las enfermedades de diferentes padecimientos que se presenten.
Para Celina Martínez Vidal, médico tradicional avalada por la SEPI, la medicina ancestral indígena es sinónimo de familia, “siempre he dicho que la medicina tradicional la traigo en la sangre, todo lo que he aprendido ha sido a través de mi mamá y ella a través de su papá, o sea, mi abuelo“. Desde 2010, en los Temazcales Rancho Cazahuate, realiza terapias de medicina alternativa a la gente de su comunidad: “Soy licenciada en Turismo, pero atendiendo a las señales, decido emprender un viaje hacia mi centro y regreso a mis raíces. Reencontrarme con la energía de los montes dio un vuelco radical a mi existencia; entonces dejé de pensar en lo material y aprendí el lenguaje del temazcal y fue así como emprendí un camino de regreso a la esencia de mi ser. Empecé a dejarme llevar por mi madre, dejé que fuera ella quien me enseñara, que fuera ella quien me guiara, que fuera ella quien sacara mi don interior. Es de esta manera como empecé a dedicarme a la medicina tradicional”, nos comenta Celina.
Pero desde el punto de vista del médico cirujano por la UNAM y eminencia de la Medicina Familiar en México, el doctor Juan José Mazón Ramírez, la medicina tradicional es la suma de conocimientos ancestrales, habilidades y prácticas basadas en las experiencias indígenas: “Lo más conocido en la medicina tradicional es el uso de una gran cantidad de hierbas o plantas medicinales que se han registrado desde hace cientos de años, pero también cuenta con terapias alternativas como el temazcal, las manteadas, los masajes, etcétera”, explica el doctor Mazón.
Por su parte, la médico tradicional Martínez Vidal tiene amplia trayectoria en terapias alternativas, con una especial fortaleza en maternidad, donde trabaja con ovarios poliquísticos, infusiones de hierbas para el aumento de leche materna, empachos de bebés o la cerrada de caderas, “una terapia ancestral que se utiliza para el posparto, puede ser inmediato o meses después de haber tenido al bebé y sirve para cerrar física y emocionalmente la experiencia de traer al mundo a un ser vivo. Se realiza con uno o varios rebozos colocados en diferentes partes del cuerpo y, poco a poco, se va apretando el cuerpo con ellos para acomodar huesos y tejidos tras el embarazo y parto“, explica Vidal.
Cuando la medicina tradicional y la moderna se encuentran en el camino
A simple vista, la medicina tradicional y la medicina moderna podrían parecer terapias con caminos paralelos que jamás llegan a encontrarse; mas la realidad es distinta, se entrecruzan para retroalimentarse la una a la otra. Y es que existe evidencia de que algunas prácticas y remedios de la medicina ancestral mexicana se utilizan en la medicina moderna. “Un ejemplo prominente es la zona de la mixteca baja, donde se pueden encontrar hierbas medicinales, tales como la calea zacatechichi. Esta planta sirve para los dolores estomacales y, según estudios recientes llevados a cabo por la Universidad Nacional, también puede ser empleada en el tratamiento de padecimientos inflamatorios”, comenta la médica Celina Martínez.
Otro caso es el uso del sauce, cuya corteza fue utilizada por varios pueblos indígenas para aliviar el dolor y la fiebre. La corteza de sauce contiene salicina, que es la base para la creación del ácido acetilsalicílico, más conocido como aspirina.“Las infusiones de una hierba que se llama escobilla o la semilla del aguacate son utilizadas para calmar el dolor de rodilla, esta última ha demostrado tener propiedades antiinflamatorias en un estudio de laboratorio, realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania, en Estados Unidos”, explica la médico tradicional.
Además, muchas prácticas de medicina indígena relacionadas con el uso de hierbas y plantas medicinales están siendo estudiadas por la comunidad médica para entender mejor sus propiedades y posibles aplicaciones en tratamientos modernos. “La Secretaría de Salud ha investigado cómo la hoja del guayabo puede ayudar al tratamiento tanto del colon inflamado como al de los cólicos menstruales”, afirma el doctor Mazón.
Los primeros registros sobre la medicina tradicional en México
La medicina tradicional indígena tiene una historia muy interesante y abundante, pero se puede resumir en cuatro hitos importantes. “Podríamos empezar con Hernán Cortés, quien le escribió cinco cartas dirigidas a Carlos V, y en la segunda carta, fechada en 1520, describe las calles de Tenochtitlan llenas de herbolarios donde hay raíces y hierbas medicinales; también señala que existen casas muy parecidas a los de los boticarios donde se venden medicinas tanto orales como ungüentos y emplastos”, comenta el cirujano mexicano Juan José Mazón.
En segundo lugar, la obra de Fray Bernardino de Sahagún, La historia general de las cosas de la Nueva España, la cual está compuesta por 12 libros, y en el décimo se detiene a hablar sobre la medicina, “es muy interesante porque es ahí donde habla de las enfermedades, define a los médicos y las médicas de la zona y también habla de los boticarios. Pero el capítulo 28 lo titula: Las enfermedades del cuerpo humano y las medicinas contra ellas’, y aquí el padre Sahagún concentra tipologías de enfermedades en la cabeza, ojos, oídos, dientes, narices, estómago vientre, vejiga, heridas, huesos, por mencionar algunas, y en cada uno de estos párrafos señala el tratamiento de cada enfermedad, qué hierbas se tiene que utilizar para cada padecimiento“, dice J. J. Mazón.
Tampoco se puede dejar de mencionar el famoso Códice de la Cruz-Badiano que se escribió en 1522, el cual trata sobre plantas curativas americanas y llega a registrar a 224 tipos de ejemplares. “Vale la pena señalar igualmente La historia natural de Nueva España, de Francisco Hernández. A finales del siglo XVI, Fernando II nombra a Francisco Hernández protomédico general de Nuestras Indias, islas y tierra firme del mar Océano y, además, le encarga explorar la historia natural y la medicina de la Nueva España, encabezando así la primera expedición científica en América creando el tratado más portentoso de medicina indígena llegando a recolectar 3,076 plantas”, comenta el especialista Mazón.
Éstos son algunos de los ejemplos que demuestran el impacto que tienen los conocimientos ancestrales medicinales indígenas entre los investigadores occidentales y cómo se ha llegado a un intercambio de saberes y prácticas médicas desde hace más de 500 años, y que, a la fecha, siguen generando más y más investigaciones.
La situación actual de la medicina tradicional en México
El interés por conocer y documentar la medicina tradicional de México no se quedó en la época de la conquista. En 1975, el presidente Luis Echevarría estableció el Instituto de Plantas Medicinales (IMEPLAM), inaugurando entonces una era de reconocimiento oficial de la medicina tradicional como un recurso legítimo para la investigación integrada a la medicina moderna. Cuando Echevarría concluyó su sexenio, el IMEPLAM fue absorbido por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la agencia gubernamental encargada de la salud pública. El IMSS estableció el herbario de muestras de plantas medicinales más grande de América Latina, el cual cuenta con una colección que tiene cerca de 14,000 muestras botánicas diferentes. Entre tanto, el IMEPLAM ha sido renombrado varias veces hasta terminar con su nombre actual: Centro de Investigación Biomédico del Sur (CIBIS), con sede principal en Cuernavaca, donde su enfoque es la producción de medicinas herbolarias.
En la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en el artículo segundo, se señala que la nación tiene una composición pluricultural, sustentada originalmente en sus pueblos indígenas, los cuales conservan sus propias instituciones sociales, económicas y de salud. Asimismo, en este artículo se puntualiza asegurar el acceso efectivo a los servicios de salud mediante la ampliación de la cobertura del sistema nacional, aprovechando debidamente la medicina tradicional mexicana.
Gracias a esto, la Ley Federal de Salud define como uno de sus objetivos promover el conocimiento y desarrollo de la medicina tradicional indígena y su práctica en condiciones adecuadas. “Este párrafo se anexó en 2006 y trajo como consecuencia que la Secretaría de Salud estableciera la dirección de medicina tradicional e interculturalidad para el estudio de plantas, que el IMSS abriera un laboratorio nacional para la investigación de hierbas medicinales, que en la UNAM en el Instituto de Biología se investigue constantemente sobre la medicina tradicional, y que el Instituto Politécnico Nacional fomente, con laboratorios, el estudio de las hierbas medicinales. En resumen, esto conllevó que las grandes instituciones de investigación en México empezaran a ver a la medicina alternativa como un campo en el cual poder investigar“, dice el doctor Mazón. Además, en diferentes estados de la república mexicana, con un alto porcentaje de población indígena, han decidido implementar en su oferta sanitaria los llamados hospitales mixtos, centros de salud públicos que además de ofrecer consultas de medicina moderna, brindan atención alópata y tradicional, con el objetivo de que la comunidad indígena se acerque a los servicios de salud, sin dejar de lado sus costumbres y tradiciones.
“En México, en diferentes hospitales o centros de salud han implementado terapias de la medicina tradicional, por ejemplo, en el Hospital de la Mujer ya existe un temazcal. Esto se convierte en una pauta para comprobar que la medicina tradicional puede ir de la mano con la medicina moderna”, declara Celina Martínez, médico tradicional.
De esta manera, la estrategia de salud pública contribuye a diversificar la oferta médica, llevar los centros de salud a comunidades que no contaban con ellos y, en este caso, brindar una atención alternativa. Casi 50 años de estudios de índole antropológica, histórica y médica han antecedido al actual entusiasmo por valorar y promover la utilización de la medicina tradicional mexicana, no solamente como una atención adecuada para cada paciente, acorde a su necesidad y respetando su identidad y cultura, sino como una alternativa y campo de investigación para la medicina moderna.