NUEVA YORK.- La fluctuación de las tasas de enfermedad, los tratamientos innovadores y los anuncios de la Casa Blanca sobre el lanzamiento de una misión contra el cáncer equiparándola con un programa espacial pueden hacer que el cáncer parezca una calamidad moderna. Pero un nuevo descubrimiento pone de relieve cómo los humanos se enfrentaban a la enfermedad y buscaban curas ya en la época de los antiguos egipcios.
Un grupo de científicos dirigido por Edgard Camarós, paleopatólogo de la Universidad de Santiago de Compostela en España, estudiaba un cráneo egipcio de unos 4600 años de antigüedad cuando halló indicios de cáncer cerebral y su tratamiento.
“Se hizo un silencio incómodo en la sala, porque sabíamos lo que acabábamos de descubrir”, dijo Camarós.
Utilizando un microscopio, él y Tatiana Tondini, de la Universidad de Tubinga en Alemania, y Albert Isidro, del Hospital Universitario Sagrado Corazón en España, los otros autores del estudio, hallaron marcas de corte en los bordes del cráneo alrededor de decenas de lesiones que investigadores anteriores habían relacionado con metástasis de cáncer cerebral. La forma de los cortes indicaba que se habían realizado con una herramienta metálica. Este descubrimiento, recogido en un estudio publicado en la revista Frontiers in Medicine, sugiere que los antiguos egipcios estudiaban el cáncer cerebral mediante cirugía. Si los cortes se hicieron mientras la persona estaba viva, es posible que incluso intentaran tratarlo.
El nuevo descubrimiento no solo amplía el conocimiento científico de la medicina egipcia, sino que también puede hacer retroceder hasta 1000 años la cronología de los intentos documentados de la humanidad para tratar el cáncer.
El cáncer ha atormentado a los humanos desde que existimos, e incluso afligió a la vida en la Tierra mucho antes.
“El cáncer es tan antiguo como el tiempo”, afirmó Camarós. “Incluso los dinosaurios padecieron cáncer”.
Los paleopatólogos como Camarós estudian la evolución de una enfermedad, así como los intentos de comprenderla o tratarla. Por ejemplo, sabemos que los humanos de la prehistoria padecieron cánceres que ya no existen. Él y sus colegas esperan que desentrañar la naturaleza cambiante del cáncer a lo largo de milenios pueda revelar información que ayude a diseñar tratamientos para hoy.
Aunque es probable que el cáncer no se comprendiera bien, la medicina egipcia era avanzada en comparación con gran parte del mundo antiguo. Un documento egipcio llamado Papiro Edwin Smith, escrito hace unos 3600 años, hace referencia a lo que algunos investigadores creen que es un caso de cáncer. El texto describe “una enfermedad grave” para la que “no había tratamiento”.
En el antiguo Egipto también se operaba el cráneo de otras formas. El equipo de Camarós también informa en el estudio de que encontraron pruebas de un tratamiento exitoso para una lesión traumática en otro cráneo, este de 2600 años de antigüedad.
Casey L. Kirkpatrick, bioarqueóloga e investigadora posdoctoral del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Alemania, afirma que el nuevo trabajo presenta las primeras evidencias físicas de un posible tratamiento del cáncer por parte de los antiguos egipcios.
Y al documentar evidencias históricas antiguas adicionales de la enfermedad, Kirkpatrick dijo que el estudio tenía otro beneficio.
“También puede recordarnos que el cáncer no es una enfermedad moderna”, dijo, “lo que podría ayudar a aliviar algo de culpa en quienes actualmente padecen cáncer y están preocupados por el papel que su estilo de vida desempeñó en su desarrollo”.
Al igual que el tratamiento del cáncer era una frontera para los antiguos egipcios, la exploración del pasado profundo por parte de los investigadores modernos está plagada de incertidumbres. Los investigadores afirman que es imposible determinar si las marcas quirúrgicas del cráneo se hicieron antes de la muerte —lo que sugiere un tratamiento— o después. Además, muchos cánceres surgen en los tejidos blandos y no afectan a los huesos. Esto supone un reto para los científicos modernos, ya que los huesos son lo único que suele sobrevivir en el registro fósil.
A pesar de estos obstáculos, Camarós afirma que el nuevo descubrimiento ofrece a los científicos una nueva perspectiva sobre lo que deben buscar. Tiene previsto buscar pruebas similares en yacimientos antiguos de Kenia.
“Estoy seguro de que este es un solo ejemplo”, afirmó.
Por Jordan Pearson