A la hora de adoptar un animal se deben tener ciertos recaudos para asegurar su bienestar, su buen desarrollo y una adecuada interacción con las personas y otros animales del hogar. Las acciones para poder cumplir con las necesidades del perro o gato que se sumen al círculo familiar, deben ajustarse a los requerimientos de cada animal según su edad, su raza y su personalidad.
Además, se tiene que tener en cuenta la exigencia que conlleva el cuidar de ellos. Un animal adulto no va a necesitar los mismos cuidados que un cachorro, y viceversa.
Sin embargo, cada animal de compañía, independientemente de su edad, necesita amor, cuidado veterinario regular, ejercicio adecuado, una dieta balanceada, un ambiente seguro y estimulante. La decisión de adoptar un cachorro o un adulto depende del estilo de vida y las preferencias individuales, pero lo más importante es comprometerse con el bienestar y la felicidad del nuevo miembro de la familia.
En un nuevo capítulo de Data Animal, la veterinaria Laura Diana detalló las diferencias que existen entre adoptar a un animal desde que es cachorro y el adoptar a un animal adulto, los desafíos que comprenden ambos casos y cómo cuidar de ellos.
Diana comenzó hablando sobre lo que hay que tener en cuenta al adoptar un cachorro perro, y la importancia de tener disponibilidad tanto emocional como de tiempo para adaptarlo a la convivencia y enseñarle cómo comportarse.
“Tenemos que tener un lugar donde duerma, una cama para el cachorro, un plato y bebedero. También una alimentación adecuada para ese cachorro y tiempo para el proceso de adaptación y de educación del cachorro. O sea, estar dispuestos a que va a haber situaciones que tenemos que ir acomodando porque el cachorro no sabe donde queremos que haga pis, por ejemplo. Hay cosas que tenemos que enseñarle cómo funciona la casa. Obviamente, también juguetes y disponibilidad para jugar, dejarlo dormir, disponibilidad para enseñarle”, comentó.
También hizo hincapié en la manera en la que afecta a un cachorro el tiempo que pasa con su madre antes de ser adoptado.
La experta manifestó que “si el cachorro está en un lugar donde está bueno que esté, donde está contenido, donde la mamá está en buen estado y no corre riesgos, mientras más tiempo esté con la mamá y con los hermanos, es lo mejor para el cachorro y para el vínculo futuro con los humanos”.
Esto se debe a las enseñanzas brindadas por la madre, los límites que le impone al jugar y relacionarse. En una situación ideal, el cachorro debería pasar por lo menos 60 días con su madre. Si no, mínimo tendrían que ser 45 días.
“Si la madre está bien socializada y están bien cuidados, el cachorro aprende un montón de cosas que le enseña a su madre en relación al comportamiento y también a socializar con otros perros que, en este caso, pueden ser sus hermanos también. Eso nos garantiza que vamos a recibir un cachorro socializado y educado, entre comillas, por la perra. Pensar que la perra es la que le pone el límite y le enseña el freno inhibitorio cuando el perro muerde de más, por ejemplo. Es la que lo frena y le dice ‘no pará, hasta acá’. Los cachorros que viven sin madre son los que les suele faltar esto, que la madre le diga ‘no pará, tanto no se muerde, jugamos bruto, pero acá frenas’”, agregó.
Con relación a los gatos, al incorporar una mayor cantidad de comportamientos aprendidos, deberían pasar más tiempo con sus madres. “Los gatos diría que de mínima son 60 días si la gata es una buena madre y está socializada. A veces tenemos gatitos que están en un techo con una gata que no está socializada con los humanos y la verdad que a veces ahí conviene sacárselos antes para no llevarte una fiera a casa. O sea, para hacer todo el proceso de socialización nosotros con el gatito”, aclaró la veterinaria.
-¿A cuántos meses deja un animal de ser cachorro?
-En el caso de los perros, mientras más grande es el perro, más tarda la maduración cognitiva. Viste que la gente que tiene un gran danés o un labrador, es como que tuvieras un cachorro hasta los dos años prácticamente. Y en el caso de los perros chicos coincide con la madurez sexual también. En el caso de los perros chicos, antes del año ya estás en un perro adulto, a los diez meses, un año ya es adulto. Obviamente, todo el tiempo que es cachorro es de esperar que tengamos que enseñarle con qué se juega, con qué no se juega, qué se rompe y qué no se rompe. Toda esa etapa de crianza que el humano tiene que también poder ofrecerle. Y también a eso me refería cuando te decía estar dispuesto emocionalmente, saber que vas a tener que ocuparte de esto. O sea, si esperabas un perro de cerámica, no, es un perro de verdad.
-¿Cuándo le tenemos que cambiar la alimentación?
-Lo primero que hay que tener en cuenta es que cuando viene de dónde sea que venga, tenemos que intentar hacer la menor cantidad de cambios posibles. O sea que lo primero que tenemos que hacer, es darle el mismo alimento que comía en su casa anterior. Y luego, si queremos hacer un cambio de dieta o una marca que nos gusta más, que nos convence más, en ese caso hacemos la transición de los siete días de cambio. El cachorro si es de raza pequeña o si estimamos que va a ser pequeño, eso lo puede decir el veterinario, hasta los diez meses más o menos come alimento para cachorros y luego ahí comienza a comer de adultos. Y en las tallas grandes, es más tiempo el que tienen que comer alimento para cachorros. Eso lo pueden leer en las bolsas de los alimentos. En un perro de talla grande hasta los 18 meses comen alimento de cachorro. En el caso de los gatos hasta el año.
Si bien resaltó que una buena alimentación no influye de manera directa en el comportamiento de los animales, Diana afirma que sí tiene efectos sobre su bienestar y, por ende, sobre su estado de ánimo, su disposición al aprendizaje y al contacto humano.
La veterinaria declaró que “en el comportamiento va a influir cómo nosotros lo eduquemos, cuánto enriquecimiento ambiental tenga para jugar, para descargar energía, cuánto le permitamos correr, gastar energía al perro, un montón de cosas que está bueno tener en cuenta”.
-¿Cuáles son los beneficios de adoptar un perro adulto?
-Adoptar un perro adulto para mí tiene un montón de beneficios. Primero, el principal es que vos lo ves al perro, interactúas con el perro y así es este perro. Ya sabés cómo se comporta, el tipo de carácter que tiene, si es temeroso, si no lo es, si es tranquilo. Y también eso te garantiza que cuando lo lleves a tu casa es el perro que vas a tener, lo estás pudiendo ver. En el caso del cachorro, a veces es más variable esto. No podés saber cómo va a ser, a menos que sea de raza y que tenga características. Si tenés un border collie, sabés que necesita correr, sabés que no vas a tener un perro que va a estar sentado con vos al lado del sillón, necesita correr. Si adoptas a un perro adulto, todo esto lo ves antes. Para mí está buenísimo adoptar un perro adulto y que ya esté socializado, que ya sepa que no hace pis adentro.
Esto también es beneficioso para aquellos adultos mayores que buscan incorporar una mascota a su familia. “Un cachorro para una persona mayor es un problema”, manifestó Diana, debido a la cantidad de cuidados y la exigencia física y de tiempo que requiere su crianza. “Entonces un perro adulto, que podés buscar un perro que sea tranquilo, que sea estable, que con un paseo al día esté bien y es ideal para una persona mayor”, opinó.
-La pregunta Vital Can: ¿cuáles son los beneficios a nivel salud de una castración temprana?
-Es polémico lo de la castración temprana. Depende de las circunstancias. Yo diría que no habría que hacer una castración antes de la madurez sexual. O sea que estamos hablando en las perras antes del primer celo. La verdad es que estaría bueno que sea después del primer celo o muy cerca, si tuvieras que apurarte. Y lo mismo en las gatas. Los beneficios de la castración temprana tienen que ver con que no vas a tener piometra, que es una infección en el útero, que no vas a tener ciertas patologías propias de la hembra entera o del macho entero. Hay una especie de mito con los tumores de mama que dicen que si castrás antes de la madurez sexual, no vas a tener tumores de mama. No está tan comprobado eso.
La experta enfatizó el rol que juega un apropiado desarrollo sexual en el crecimiento de los animales: “Lo que pasa es que la madurez sexual influye en terminar el crecimiento. O sea, vos castras a un gato macho antes de la madurez sexual y tenés un gato como indefinido. Vos lo castras después de la madurez sexual y tenés un gato macho. Claramente, su fenotipo, su imagen, es de un gato macho. Entonces, como veterinaria te tendría que decir, está bueno que concluya su crecimiento para castrarlo”.
Sin embargo, aclara que hay ciertas situaciones donde es entendible que se realicen castraciones tempranas con el fin de evitar complicaciones que surjan de la reproducción de las mascotas.
“A veces en algunos ámbitos se castra antes, porque depende todo de las circunstancias. Si es un animal que lo tenés en un refugio y no podés tenerlo en celo, bueno, sí lo vas a castrar antes. Lo ideal a veces hay que pensarlo como lo posible, lo adecuado en cada circunstancia”, concluyó.