El Hospital Universitario La Paz es ya uno de los centros mundiales de referencia en la aplicación de la IAa la medicina. Las nuevas herramientas permiten reducir el gasto sanitario con mejores resultados.
Gary Kaspárov, el genio del ajedrez, tardó años en reconciliarse con Deep Blue, la máquina que le derrotó. Kaspárov no encajó bien al principio que la inteligencia artificial le pasara por encima, pero años después reconoció que aquel desafío le ayudó a entender lo que estaba por llegar. En el futuro el ser humano y la inteligencia artificial colaborarían para hacer un mundo mejor. Al menos ese era el objetivo ideal, y hay indicios de que el pronóstico es ya una realidad. Lo es al menos en el caso de la medicina, donde los algoritmos se han convertido en el complemento perfecto del médico. En España, el Hospital Universitario La Paz de Madrid es ya uno de esos centros de referencia a nivel mundial en el que los profesionales de la salud, apoyándose en el uso de las máquinas y la inteligencia artificial, pueden ayudar a los ciudadanos a vencer cualquier patología . Y una sociedad que es capaz de vencer a la enfermedad es una sociedad próspera. Cardiólogos, radiólogos, oncólogos, neurólogos… Todas las disciplinas se apoyan ya en este centro en las posibilidades que aporta la revolución tecnológica para mejorar los diagnósticos, afinar los tratamientos y realizar cirugías perfectas.
Gonzalo Garzón, jefe de Radiología del Hospital, lo define en una frase: “La IA ha venido a ayudarnos”. Y eso supone que se va a convertir en la herramienta imprescindible no sólo para la organización del centro hospitalario en toda su dimensión -desde la gestión de las urgencias hasta la optimización de todos los recursos pasando por el servicio al paciente-, sino para las más espectaculares aplicaciones a la medicina. En esta revolución, la irrupción de la IA en los diagnósticos por imágenes ha supuesto un salto determinante. “En resonancias magnéticas identificamos ya de manera precoz enfermedades neurodegenerativas. En tumores cerebrales, la IA segmenta las áreas patológicas y las divide en zonas de diferentes colores separando, por ejemplo, lo que es tumor de lo que es el edema. Y lo hace en segundos. Incluso podemos obtener información metabólica que nos indica la funcionalidad del tumor y nos ayuda a elegir el tratamiento más apropiado“, asegura Garzón. Las posibilidades de colaboración con la máquina se multiplican en todas las disciplinas. Patologías de abdomen, de próstata, de pulmón, cáncer de mama…
Antes de que el bisturí entre en acción, la IA examina en detalle las imágenes y los datos y ayuda al profesional a trazar la mejor ruta con simulaciones en 3D. Esto y la robótica avanzada hacen que el cirujano pueda ahora abordar con muchas garantías las más complejas operaciones. Federico Gutiérrez-Larraya, responsable de Cardiología Pediátrica del hospital, describe esta nueva dimensión. “Cuando actuamos sobre el corazón nos fijamos en ciertas áreas, pero no somos capaces de atender a todo lo que está alrededor. Ahora los algoritmos de IA nos alertan de cosas que el ojo humano no ha visto”. En esta misma línea se expresa José Luis Cebrián, jefe del servicio de Cirugía Oral y Maxilofacial. “La seguridad del paciente es la clave. La IA nos aporta precisión y seguridad”.
El cirujano tiene ya el mismo rodaje que puede tener un piloto de avión. Éste, además de las muchas horas de vuelo que acumula, complementa toda su formación ante un simulador en el que tiene que despegar y aterrizar en las peores condiciones posibles. La tecnología está situando a la medicina en la misma dimensión. “El 90-95% de las intervenciones importantes de oncología, de cirugía de las deformidades y de traumatología facial lleva una planificación virtual previa. No operamos sin tratarlo antes en el ordenador. Lo hemos introducido en la rutina, desde el cirujano hasta el residente de primer año”, dice Cebrián.
Las posibilidades que ofrece un centro hospitalario como La Paz son enormes. “En un centro como éste, con una historia tan grande y con tantos pacientes, el volumen de datos es impresionante. Cuando todos esos datos estén analizados tendremos una herramienta extraordinaria”, dice Gutiérrez-Larraya. Con la IA se afinarán los diagnósticos y mejorarán los tratamientos, lo que se traduce en una medicina más eficaz que, además de solucionar problemas, contribuirá a reducir los gastos sanitarios acortando los tiempos de recuperación. “Si eres capaz de reducir el tiempo quirúrgico, las complicaciones se reducen”, dice el doctor Cebrián.
En ese ahorro, la monitorización de pacientes también es clave. “Estamos empezando a instalar dispositivos inteligentes en los pacientes que nos transmiten datos en tiempo real. Tener sistemas telemétricos integrados dentro del paciente nos permite decidir quién puede salir de la UVI o irse a casa”, dice el doctor Gutiérrez-Larraya. Es evidente que para obtener resultados es necesario primero invertir. El ahorro no es inmediato. “La implantación de cualquier nueva tecnología supone a corto plazo un aumento del gasto. Pero es necesario verlo a medio y largo plazo”, dice el doctor Cebrián.
Para completar esta transición hacia la medicina del futuro será imprescindible formar a los profesionales en estas nuevas tecnologías. Por esta razón el equipo de La Paz ha puesto en marcha un máster con Foundez y Microsoft, dirigido por la subdirectora de Gestión, Ana Gómez Galindo, y los especialistas de Medicina Interna, Juan José Ríos y Jorge Álvarez, donde, con la ayuda de 15 profesionales punteros en el ámbito de la IA del centro, se quieren extender las nuevas capacidades a toda la organización.
La medicina de la mano de la tecnología está abriendo debates hasta ahora ocultos. “Qué es ser médico hoy en día”, se pregunta Gutiérrez-Larraya. “La vocación de un médico es resolver problemas de salud a la gente. Pero hay más personas que vienen de otras áreas que tienen la misma sensibilidad. Estoy hablando de los bioingenieros. Hemos aprendido que tenemos que incorporar a estos profesionales a la asistencia”, responde el doctor.
La gran pregunta ahora es si la máquina acabará con el tiempo sustituyendo al médico. La respuesta de los profesionales es unánime y camina hacia la colaboración de la máquina y el hombre que ya apuntaba Kaspárov. Para el doctor Cebrián, “la batalla no es entre la máquina y el humano; la batalla es entre el humano que usa la IA y el que no”.
En la misma línea se pronuncia Garzón: “La IA no sustituirá al radiólogo, pero los radiólogos que la utilicen desplazarán a los que no la utilicen. La formación en IA será imprescindible. La inteligencia artificial carece de sentido común y de las virtudes en la toma de decisiones que aporta el ser humano”.