La misión New Horizons, que en 2015 nos mostró las mejores imágenes que existen de Plutón, se encuentra ahora a 8.000 millones de km de distancia tras atravesar el cinturón de Kuiper, un vasto anillo de escombros que se considera como … el ‘borde exterior’ del Sistema Solar y del que la nave se aleja ya rápidamente.
Desde su hazaña en Plutón, al que se acercó a sólo 12.500 km de distancia, la nave prosiguió su camino, con la misión de explorar los confines de nuestro sistema planetario y los pequeños mundos helados que residen allí. «Ha sido realmente una historia tipo Alicia en el país de las maravillas -afirma Alan Stern, el investigador principal de la misión-. Ha sido como un sueño y hemos descubierto cosas maravillosas«.
Un sueño que aún no ha terminado, ya que la New Horizons está a punto de darnos otra gran sorpresa, un ‘regalo’ que podría obligarnos a cambiar nuestras ideas sobre el tamaño del Sistema Solar. Pero veamos.
Objetos desconocidos
A principios de 2024, uno de los sensores de la nave registró un aumento inesperado en la cantidad de polvo que había en su camino. Un material que podría tener su origen en colisiones entre fragmentos de roca, razón por la que los astrónomos ahora se preguntan si, más allá del cinturón de Kuiper, un gran anillo de escombros, restos de la formación del Sistema Solar, podría seguir habiendo una gran cantidad de objetos. Porque si así fuera, nos veríamos obligados a volver a trazar los límites de nuestro sistema, e incluso a poner en duda nuestros modelos de cómo se formó. Se trata, dice Stern «de una historia de detectives en curso».
New Horizons, misión extendida
En 2019, años después de su visita a Plutón, la nave se acercó a un lejano asteroide de 35 km de largo llamado Arrokoth, del que obtuvo una enorme cantidad de datos que aún se están analizando. Después, la New Horizon entró en ‘modo hibernación’, con la mayor parte de sus instrumentos apagados. Así atravesó el cinturón de Kuiper y ahora, a casi 60 Unidades Astronómicas de distancia (una UA equivale a 150 millones de km, la distancia entre la Tierra y el Sol) se encuentra en un nuevo y desconocido territorio. Sólo las naves Pioneer y Voyager, de la NASA, han volado más lejos, pero sus trayectorias las llevaron a abandonar el plano en el que se encuentra el cinturón de Kuiper, mientras que la New Horizons ha permanecido dentro de él.
Fue así como el único instrumento que sigue encendido, un detector de polvo, logró detectar, a principios de año, algo extraño. Entre 55 y 60 AU, en efecto, había mucho más material del esperado. Un indicativo que revela la presencia de objetos más grandes en la zona, objetos que podrían estar chocando entre sí. Es decir, que el cinturón de Kuiper podría extenderse mucho más allá de lo que pensábamos y no terminar bruscamente en un ‘acantilado de Kuiper’ como se ha pensado hasta ahora. O incluso podría existir un ‘segundo cinturón’ del que aún no sabíamos nada.
Para tratar de comprender mejor la situación, los investigadores de New Horizons utilizaron un observatorio terrestre, el Telescopio Subaru en Hawaii, para observar la región más allá del cinturón de Kuiper. Y sus resultados, presentados en una conferencia en marzo de 2023, muestran una sorprendente cantidad de objetos muy distantes más allá de lo que se suponía que era el borde exterior del cinturón.
Si realmente existiera ese segundo cinturón, estaríamos ante un gran descubrimiento, uno que nos obligaría a ‘darle otra vuelta’ a lo que pensamos sobre el origen del Sistema Solar. Por ejemplo, hasta ahora, el ‘borde’ del cinturón de Kuiper (el ‘Acantilado de Kuiper’) se explicaba con la hipótesis de que otra estrella se había acercado mucho al Sol en su juventud, lo cual ‘barrió’ todos los objetos que había más allá de esa distancia. Pero si el cinturón de Kuiper no termina donde se creía, puede que eso nunca llegara a suceder.
Cautela científica
Sin embargo, los astrónomos se muestran muy cautos antes de lanzar las campanas al vuelo, ya que los resultados del telescopio Subaru aún no han sido revisados por pares, y otras observaciones sobre lo que hay ‘más allá’ de las 60 UA, hechas con otros telescopios, se han quedado cortas. Además, e incluso si esos datos se confirmaran, siempre podría ser que algunos objetos del propio cinturón de Kuiper tengan órbitas que les lleven periódicamente más allá de la ‘frontera’, lo cual implicaría que no existe un segundo cinturón. Para saberlo hacen falta más datos, entre ellos las órbitas de esos objetos más allá de las 60 UA.
O también podría ser que, sencillamente, el cinturón es más ancho de lo que se pensaba justo en la región que está atravesando ahora la New Horizons.
Sin embargo, si se superan todas las pruebas y al final resultara que realmente existen dos cinturones de Kuiper, querría decir que, en lugar de un ‘Acantilado de Kuiper’, la brecha entre los dos cinturones formaría más bien un ‘cañón de Kuiper’. Lo cual, por cierto, haría que nuestro Sistema Solar se pareciera mucho más a otros sistemas de lo que pensábamos. «No sabemos hasta qué punto nuestro sistema solar es único», afirma Stern. Algo que podría enseñarnos, también, mucho sobre nuestro pasado. Otros sistemas estelares recién formados, en efecto, suelen tener brechas de alrededor de 100 UA, por lo que si el nuestro también tiene una brecha, querría decir que el estudio de estos sistemas más jóvenes tiene algo que enseñarnos sobre la historia del nuestro.
Los científicos no están del todo seguros de la razón por la que existen estas brechas. En otros sistemas planetarios, los huecos en el disco a veces se toman como la señal de un planeta incipiente, que absorbe polvo a medida que orbita. Pero eso sucede principalmente en sistemas de reciente formación, y no en los que ya son maduros, como el nuestro. También podría ser que la brecha en el cinturón de Kuiper, si existe, esté provocada por fuerzas gravitacionales. Algo similar, por ejemplo, a lo que sucede en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter, donde la brecha está causada por los asteroides afectados por la enorme gravedad del planeta gigante.
En todo caso, queda aún mucho por aprender. Y la New Horizons, cuya misión ha sido extendida por la NASA hasta finales de la década, tiene aún mucho que aportar.
«La nave espacial -dice Stern- goza de perfecta salud, tiene energía en su batería nuclear y un alcance de comunicación que podría permitirle operar hasta alrededor de 2050». Y ya existen planes para utilizar los futuros telescopios, como el Observatorio Vera C. Rubin y el Telescopio Espacial Romano Nancy Grace, para descubrir nuevos objetos del cinturón de Kuiper para futuros sobrevuelos.
Mientras, y a la espera de que se le asignen nuevos objetivos, la New Horizons está cada vez más lejos, adentrándose en un territorio desconocido.