Tras ganar la carrera de su casa, el monegasco entró en un bajón y lo extendió en Budapest, 13ª fecha, al estrellar su Ferrari en el segundo ensayo. Lando Norris fue el más veloz.
Casi dos meses atrás, Charles Leclerc rebozaba de alegría. Por fin había logrado quitarse la enorme espada de Damocles que cargaba al conseguir el triunfo en el GP de Mónaco, su casa, su lugar en el mundo… Tantas veces se había negado, por errores propios y de Ferrari, vale remarcar. Todo parecía sonreír en la vida del monegasco, pero… Ese triunfo parece haberse convertido en la maldición. Desde entonces, su nivel entró en un tobogán que en cada carrera lo lleva a un sitio más profundo. Si a su mal andar de Canadá, España, Austria y Gran Bretaña le faltaba algo, llegó el tremendo golpe en la segunda sesión de entrenamientos libres del GP de Hungría, 13ª fecha de la Fórmula 1.
Apenas habían pasado 16 de los 60 minutos pactados para la segunda salida a pista del fin de semana en Hungaroring, cuando perdió el control de su Ferrari al pasar muy por arriba del piano en la cuarta curva, entró en trompo, se cruzó completo y golpeó fuertemente el muro con la parte trasera de su SF-24. En el rebote, hubo latigazo y también impactó con la parte delantera. Por supuesto, el día se terminó para Leclerc.
El piloto de la Scuderia se bajó del auto y se dirigió a su box, cabizbajo, reconociendo el error que llega en un momento en el que todo el equipo atraviesa un mal momento. La actualización que los ingenieros introdujeron tras la carrera de Mónaco fueron un quebradero de cabeza para Leclerc y su compañero, Carlos Sainz, porque sufrieron de mucho rebote. Tras revisar los datos, los popes de la Rossa comprobaron que la carga aerodinámica buscada era la correcta, pero había efectos secundarios que complicaron la conducción. Por eso, en Hungría, ambos SF-24 llegaron con un piso nuevo, para ver si con eso se solucionaba el inconveniente. Pero Leclerc se perdió 45 minutos de tanda en el momento menos esperado.
Las últimas carreras del monegasco fueron para el olvido. Terminado el GP en el urbano del principado, se ubicaba segundo en el Mundial, a 31 puntos de Max Verstappen. Desde entonces, apenas sumó 12 unidades en cuatro citas, cayó al tercer puesto y está a 105 del tricampeón. Coincidió, es cierto, con la baja en el rendimiento del chasis. Pero también es verdad que, en el mismo período, Sainz acumuló 38 y es el piloto que está de salida (se va a fin de año) y los cañones siempre apuntarán a la ayuda de Leclerc…
La esperanza que surgió puertas adentro de Ferrari después de ver a Sainz adelante en el primer ensayo húngaro y a Leclerc en el tercer puesto, se derrumbó un par de horas después, con un auto destrozado. Al menos el español salvó la ropa con el tercer puesto en la general del día, detrás de Lando Norris y Verstappen.
El inglés de McLaren se quedó con el mejor tiempo de la jornada, con neumáticos blandos. Le sacó 243 milésimas al Red Bull del campeón, aunque el neerlandés consiguió su registro con cubiertas de compuesto medio. El equipo de las bebidas energizantes adelantó las actualizaciones que tenía planteado estrenar más adelante y en Hungría solo las lleva el RB20 de Verstappen. Los cambios incluyen una nueva cubierta de motor y disposición del pontón, además de modificación en el diseño del alerón delantero, cambios en el halo y en el conducto de freno trasero. El team comandado por Christian Horner acumula dos carreras sin triunfos y sabe que Mercedes y McLaren son una amenaza concreta.