Max Verstappen no estaba así de tenso desde hace mucho tiempo. Desde ese 2021 en el que luchó de tú a tú con Lewis Hamilton, el ahora tricampeón del mundo no tenía esa sensación. No tenía esa frustración. No tenía un rival, o varios, en otro equipo capaz de hacerle frente. Pero ahora lo tiene… y se nota.
Se nota en los resultados, pues las poles no caen como churros y los triunfos cuestan más que nunca. Se nota, también, porque en Hungría ni tan siquiera se subió al podio. Y sí, también lo está notando su ingeniero, Giampiero Lambiase.
Porque vaya lo que tuvo que soportar en Hungaroring. Verstappen, airado, pagó con él todo lo que sucedía en pista a su juicio desde que en la vuelta 1 se salió de pista para ganar ventaja y adelantar a Lando Norris.
“¿Puedo echar a gente de pista?”
“Me han empujado fuera, iba por delante del vértice. Me han empujado”, dijo… y luego empezó la fiesta.
Porque no le dieron la razón: “¿Entonces puedo echar a la gente de la pista? Dile a la gente de la FIA que así es como vamos a correr a partir de ahora”.
De repente, los frenos: “No puedo frenar. No puedo girar. Delantero y trasero. ¡Esta maldita cosa no gira! Es increíble”.
“¡Por el amor de Dios!”
Tampoco estaba muy de acuerdo con la estrategia: “Es increíble que dejemos que haya un ‘undercut’ para que mi carrera se arruine por completo”.
“¡Amigo, deja de decir tonterías! Me habéis dado esta estrategia. Ahora estoy tratando de salvar lo que queda, ¡por el amor de Dios!”, exclamó Verstappen.
“Muy bien, di lo que quieras”
Entonces apareció Hamilton, y ese incidente entre ambos en Hungría: “¿Que estaba detrás del vértice? Vale, amigo. Di lo que quieras, pero se ha movido en la frenada”.
Lambiase, cansado, respondió: “Mira Max, no voy a pelearme con los otros equipos por la radio. Vamos a dejar que los comisarios hagan su trabajo”.
“Es infantil, por radio es infantil”, sentenció el ingeniero de Verstappen en una más que tensa prueba en Hungría.