La historia de las Grandes Ligas está repleta de peloteros que tocaron la inmortalidad gracias a sus destacadas actuaciones, algo que tratan de emular los jóvenes de ahora. Justamente, uno de esos que desea convertirse en toda una leyenda es Luis Arráez, que temporada tras temporada demuestra que es uno de los bateadores más letales del beisbol.
El oriundo de San Felipe está en su sexta temporada en el mejor beisbol del mundo, y tal como viene haciendo en los últimos años quiere volver a ser el campeón bate de su división. Y es que sumar su tercer título de manera consecutiva lo pondría en la misma mesa que figuras como Ty Cobb, Rod Carew o Tony Gwynn.
Arráez con buen ritmo
Pero la leyenda que relacionaremos en este momento con el venezolano es Pete Rose, quien acumula números para ser parte del Salón de la Fama, pero que por ciertos motivos terminó suspendido por la MLB.
Como algunos recordarán, el ícono de los Rojos de Cincinnati vivió el día más difícil de su carrera el 24 de agosto de 1989, cuando tuvo que firmar un acuerdo en el que aceptaba una suspensión de forma indefinida debido a las apuestas ilegales. Esto, al final, manchó una carrera brillante que pudo ser inmortalizada en Cooperstown.
Rose se caracterizó por ser un bateador de buen contacto, siempre difícil de enfrentar en cada turno, algo similar a lo que hoy en día es Arráez. De hecho, en caso de mantener el ritmo que tiene en estos momentos, el criollo podría superar los números que dejó de por vida el norteamericano.
Previo al compromiso de este martes, Luis Arráez acumulaba 745 imparables en 2291 visitas al plato, con .325 de promedio de por vida. Al compararlo con Pete Rose en sus primeros 2291 turnos, nos fijamos que él tenía en ese entonces 654 hits y bateaba para .285 de promedio.
El norteamericano jugó en las Grandes Ligas desde 1963 hasta 1986 y conectó un total de 4256 indiscutibles en 14053 turnos. Su promedio quedó en .303 luego de 3562 juegos.