Les ha costado casi tres años, pero por fin vuelven a tener un coche capaz de ganar carreras. De hecho, lo han hecho en las dos últimas, en el GP de Austria, con George Russell y este domingo en Gran Bretaña, con Lewis Hamilton.
Mercedes tuvo en Silverstone el segundo coche más rápido de la parrilla, solo por detrás de la velocidad de McLaren. Norris perdió la batalla por estrategia y Hamilton tiró de experiencia y talento en casa, pero también de un monoplaza que le permitió defenderse con solvencia de Verstappen y Red Bull, una combinación que ya no resulta tan explosiva a estas alturas de la temporada.
Y ahora que por fin han llegado delante, los de Brackley no quieren ‘dormirse’ ante la feroz competencia. Por eso preparan nuevas actualizaciones aerodinámicas en su W15 para las dos últimas citas antes del parón de verano, en Hungría y Bélgica. El objetivo es estar regularmente en el podio a partir de ahora y a poder ser, ampliando su palmarés de victorias.
“Creo que ahora estamos trayendo mejoras casi a cada carrera. La fábrica está funcionando a toda máquina, nunca he visto ese ritmo”, advierte el jefe de la escudería alemana Toto Wolff con orgullo. “En ritmo hemos estado entre los dos o tres mejores los últimos cuatro fines de semana y es muy alentador ver esa tendencia ascendente. Ahora hay que consolidarla”.