En épocas normales, un crecimiento tan jugoso de la demanda no generaría suspicacia alguna. Pero el mundo del café no atraviesa épocas normales: el grano ha superado su precio histórico en el mercado internacional. Los climas extremos –feroces lluvias e implacables sequías– golpearon las cosechas en Brasil y Vietnam, los dos principales productores del mundo, y los costos de producción no paran de elevarse.
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La intuición de Kanashiro lo guio por el camino correcto. “¿Qué averigüé? Que nosotros estamos vendiendo [cada empaque] a S/35, pero ya casi nadie tiene ese precio, están más arriba. El consumidor se ha percatado de que hay un incremento del costo y busca cafés que más o menos se mantienen [no tan alto]”, agrega.
Ahora, Origen Tostadores de Café evalúa la posibilidad de elevar sus precios. “Justamente, hicimos el análisis ayer [la entrevista fue concedida la última semana de mayo]. Estamos viendo [una eventual alza], porque los costos operativos, de las compras [a los productores] y el traslado van a aumentar”, detalla Kanashiro.
No se trata de un caso aislado. Hace unos días, la productora y cafetería Mítika anunció en sus redes sociales que en una situación como la que atraviesa la industria global, un cambio es impostergable.
“[Entendemos] lo que un alza de precios significaría en su día a día. Desde hace muchos años venimos trabajando para mantener nuestros precios, pero debido a la coyuntura actual, algunos ajustes serán inevitables en los próximos días”, indica en un comunicado.
ECData comprobó que algunas cafeterías limeñas de especialidad se han visto obligadas a incrementar sus precios o a reducir el tamaño y peso de sus empaques. Otras evalúan hacerlo en las próximas semanas.
Aunque estos negocios han tenido una importante expansión en los últimos años, aún representan un pequeño segmento del mercado. Sin embargo, el alza de precios llegó –incluso semanas y hasta meses antes– al café comercial y soluble, el cual consumen millones de personas en el Perú y el mundo.
Nestlé, el primer fabricante mundial del producto, adelantó en noviembre del 2024 que subiría sus precios y achicaría el tamaño de sus bolsas. “No somos inmunes al precio del café ni mucho menos”, reconoció entonces David Rennie, director de marcas de café de la compañía.
En mayo último, la empresa no solo ratificó que los precios de sus productos subieron, sino que podrían continuar incrementándose.
“Dadas las significativas fluctuaciones en el café y el cacao, es esencial que traslademos las subidas [de costos] en la mayor medida posible para generar margen para futuras inversiones en nuestras marcas. […] Durante el último año, hemos visto una inflación de costos sin precedentes”, afirmó Laurent Freixe, consejero delegado de Nestlé.
Alarma climática
En los últimos meses, el café alcanzó los precios más altos en más de medio siglo. En febrero, por ejemplo, la libra del grano de la especie arábica –la cual produce el Perú y es la mejor cotizada del mundo– fue valorizada en US$4.10 (US$9 por kilo) por la Bolsa de Nueva York.
Apenas un año antes, en febrero del 2023, el precio se estimaba en poco más de la mitad: US$2.09 por libra (US$4.6 por kilo).
Los cafés de especialidad tienen un valor mucho mayor y el precio final lo determinan el productor y sus compradores, una tostaduría o cafetería, por ejemplo. No obstante, la Bolsa de Nueva York es una importante referencia en la negociación.

“El aumento del costo de la materia prima nos afecta directamente. Una cafetería de especialidad se diferencia por conseguir granos de muy buena calidad, cuyos precios son bastante diferenciados respecto de los de un café comercial. Pero a medida que los precios suben, la búsqueda de granos de origen puede volverse más competitiva, por lo que conseguirlos puede ser más complicado y costoso”, dice Ariana Medina, cofundadora de la cafetería de especialidad Abisinia Company.
Como en cualquier negocio, la posibilidad de subir los precios es una idea incómoda y Medina lo sabe. “Es una decisión difícil. Sin embargo, las cafeterías de especialidad deben reinventarse y adaptarse a un mercado que tiene más probabilidades de mantener los precios en alza. Esto se verá reflejado en un aumento de los precios de las bebidas, también en las diversas variedades de café que ofrezcan, para no ver tan afectado su margen [de ganancia]”, destaca.
Si bien es cierto que las cotizaciones internacionales del grano son generalmente inestables, uno de los principales factores del alza sostenida genera preocupación: el clima.
En un documento publicado en marzo pasado, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advirtió que “las condiciones climáticas adversas son la principal razón” de que el grano haya alcanzado su máximo valor en más de medio siglo.
En el 2024, una prolongada sequía en Brasil redujo drásticamente las proyecciones de cosecha. Al otro lado del mundo, lluvias y sequías afectaron la producción en Vietnam, el segundo productor del grano. Ambos países producen el 62.5% del café del mundo.
Otros motivos que han influido en el incremento de la cotización son los crecientes costos de producción, el aumento del consumo mundial del producto, el ataque de plagas como la devastadora roya y la subida del costo de embarque para las exportaciones.
En el caso del Perú, la mayor parte del café se vende al extranjero. El año pasado se exportó el 72,3% de la producción nacional, mientras que en el 2023 la cifra llegó a 56,1%, y en el 2022 a 69,1%, según el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri).
De la chacra a la taza
Edith Meza, gerenta de agroexportación de Finca Tasta, una destacada productora de café de especialidad ubicada en el distrito de Llaylla, Satipo (Junín), señala que la alta valorización del grano es positiva para los caficultores, aunque tampoco están frente a un escenario ideal.
“[Esta situación] nos agarra en un momento que no es tan bueno para todos los productores. En nuestra zona y en el Cusco hubo muchas lluvias. […] Por las condiciones climáticas y otros factores, las plantas [de café] vinieron mal. Muchos productores no están llegando muy cargados para esta cosecha; si no, habría más dinero”, narra Meza.
De acuerdo al Midagri, en el país se produjeron 329.809 toneladas de café el año pasado, 36.451 toneladas menos que en el 2023. Una amarga coincidencia.
“Algo muy importante para destacar es que cuando la producción en el Perú ha crecido, los precios mundiales fueron bajos. Y cuando la producción peruana ha sido baja, los precios fueron altos”, comenta Tony Arbe, gerente general de la Cámara Peruana del Café y Cacao.
Por otro lado, los costos de la cadena productiva han ido encareciéndose con los años. Así lo explica Jhonny Vidurrizaga, gerente comercial de Finca Vidurrizaga, ubicada en Villa Rica (Pasco).
“Obviamente, los precios altos nos afectan de manera positiva. Pero hay que tener algo en cuenta: producir café ya no cuesta lo que costaba antes, ahora es mucho más caro. La mano de obra, los fertilizantes, absolutamente todo subía, menos el precio del café. Y no estoy contando la inversión en controles fitosanitarios y en todo el trabajo que se hace después de la cosecha. El margen de utilidad era muy poco”, argumenta.
En el Perú, el café es el sustento de 205.000 productores. El grano se cultiva en 16 regiones, pero en San Martín, Cajamarca y San Martín se cosecha el 44% del total.
Según la publicación “Café 2.0 climáticamente sostenible” (2016), “en nuestro país, las fincas cafetaleras no suelen superar las cinco hectáreas, […] en las que, además de café, se cultivan otros productos agrícolas de primera necesidad destinados al autoconsumo”.
Daniel De La Torre Ugarte, investigador del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP) y asociado al CIES, señaló que el aumento del precio del café beneficiará a los productores, quienes en su mayoría son pequeños agricultores, por lo que esta oportunidad debería aprovecharse para impulsar la inversión en el sector, controlando plagas y aumentando el rendimiento de las áreas cultivadas.
“Estos son los momentos en los que hay que invertir para proteger a los cultivos sobre el impacto de la roya. Mejorar las variedades, la fertilización y empezar a trasladar parte de la producción de las zonas más bajas a las más altas, donde el efecto del clima es más benevolente. Dentro del nicho de productos de fair trade orgánicos, el Perú tiene una posición de liderazgo y una ventaja adicional, porque esos mercados son más inelásticos; es decir, que van a retraerse menos cuando suben los precios”, explicó.
El especialista añadió que para ello será clave el trabajo dentro de las cooperativas, así como la capacitación que puedan brindar el ministerio de agricultura o las direcciones de agricultura de los gobiernos regionales. En toda la cadena de valor del café, las mejores en el transporte y el almacenamiento aún son temas pendientes.
“El cultivo de café no es como el de arándanos, uvas o espárragos, donde tenemos 50 o 100 grandes productores. Acá tenemos decenas de miles de productores, entonces los retos de coordinación y de llegada a ellos son mucho más altos. Este es un trabajo en una dimensión mucho más alta, pero también con un mayor impacto social y económico porque la gran cantidad de cafetaleros son pequeñas agricultores familiares”, explicó.
Futuro incierto
“Creo que en algún momento vamos a regresar a los niveles normales [en los precios]. Probablemente no sea este año, quizá pueda ser a mediados del próximo. Mucho depende de cuán rápida sea la caída [de las cotizaciones en la bolsa]”, sostiene Tony Arbe.
Vidurrizaga tiene una proyección similar: “Creo que el próximo año puede ser igual a este o con precios más altos y el siguiente, el 2027, los precios podrían ir de bajada”.
¿Hay espacio para una mayor subida del precio? De la Torre Ugarte considera que el incremento observado en la cotización del café refleja lo que pasa con la producción del cultivo, pero que el aumento sea sostenido dependerá de las expectativas que tengan los consumidores lo los grandes comercializadores sobre la disponibilidad futura del producto
“Para el caso del Perú y de Brasil lo que más nos importa es la variedad arábica, nuestra producción y la producción de mayor valor es aquella”, comentó.
Para las cafeterías de especialidad, una situación así también es una oportunidad. “La clave está en adaptarse, reinventarse y mantener la consistencia. Esto debe motivarnos a elevar nuestro estándar de calidad en cada fase del negocio: el servicio, la hospitalidad, la experiencia”, opina Ariana Medina.
En tanto, Gino Kanashiro destaca cuánto ha aprendido el consumidor peruano de café en los últimos años. “La conversación con los clientes ahora es diferente: te preguntan qué molienda deben usar, qué les recomiendo, hasta me mandan fotos y tienen estaciones de café en sus casas. La tendencia siempre ha sido a mejorar y de repente pasa esto. Eso es lo que me preocupa. Por eso, siempre que converso de esto, le digo a todas las personas que traten de tomar todo el café que puedan, sin discriminar, sin juzgar, porque quizá ya no se podrá hacer en el futuro”, reflexiona.
Angie Higuchi, investigadora del CIUP, señaló que el consumo de café continúa en incremento, pese la subida de precios, impulsado por la creciente demanda en mercados emergentes, como China, especialmente para el grano Arábica, que se utiliza en cafeterías y restaurantes.
“La FAO estima que la subida de precios va a continuar en los próximos meses. Nuevamente, el café es insustituible, por lo que la demanda va a seguir aumentando a pesar de los precios. Definitivamente el consumidor es quien se perjudica puesto que los precios del café son mayores, por lo que tendrá que desembolsar más dinero en obtener la misma taza de café que hace meses. Perú va a seguir exportando un volumen menor por el decremento en el rendimiento, frente a los envíos realizados en meses y años anteriores”, opinó.
Por ahora, el futuro para el café es incierto.