El sarcoma es un tipo de cáncer poco común pero sumamente agresivo, que con frecuencia no presenta síntomas evidentes en sus etapas iniciales.
Puede afectar tanto a niños como a adultos, y tiene la particularidad de originarse en los tejidos conectivos del cuerpo, como huesos, músculos, grasa, vasos sanguíneos o cartílago.
Esta falta de señales tempranas, que le da carácter asintomático en etapas primerizas, contribuye a que muchas veces sea diagnosticado en fases avanzadas, cuando las posibilidades de tratamiento exitoso son más limitadas y complejas.
De acuerdo con Marlenne Hernández, oncóloga clínica de IntraCare Center, el sarcoma es una enfermedad que representa menos del 1 % de los cánceres en adultos, pero que desafía profundamente al mundo médico por su complejidad y evolución silenciosa.
Según su localización, se clasifica en sarcomas de partes blandas y sarcomas óseos, cada uno con múltiples subtipos que presentan características propias.
Entre los más conocidos están:
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El osteosarcoma
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El sarcoma de Ewing
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El rabdomiosarcoma
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El liposarcoma
Signos y síntomas
Uno de los grandes retos del sarcoma es la dificultad de hacer un diagnóstico oportuno.
A menudo, los primeros signos son bultos que crecen lentamente en zonas como brazos, piernas, abdomen, tronco, cabeza o cuello. Aunque al principio no suelen causar dolor, pueden comprometer nervios o articulaciones, generando molestias y limitaciones en el movimiento.
Aunque en muchos casos no hay una causa directa identificable, se han vinculado factores de riesgo como tratamientos previos con radioterapia, ciertos síndromes hereditarios, el linfedema crónico o la exposición a sustancias químicas.
El diagnóstico requiere pruebas de imagen como resonancias y tomografías, pero la confirmación solo puede hacerse mediante una biopsia.
También es esencial evaluar si hay metástasis, siendo los pulmones el sitio más común de diseminación.
Abordaje multidisciplinario
Hernández explicó que el abordaje de los pacientes con sarcoma implica la participación de un equipo multidisciplinario.
El tratamiento del sarcoma dependerá de múltiples factores, como su tamaño, tipo y localización, aunque la cirugía suele ser la primera línea de acción.
En muchos casos, se complementa con quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia o terapias dirigidas.
"Detectarlo a tiempo hace una gran diferencia. Las tasas de supervivencia pueden superar el 60 % si se aborda en etapas tempranas, pero bajan considerablemente cuando el cáncer ya se ha propagado", aseguró.
Algunos subtipos afectan con mayor frecuencia a niños y adolescentes, como el osteosarcoma o el sarcoma de Ewing, mientras que otros son más comunes en adultos de entre 40 y 60 años.
"Por eso, la detección precoz es vital, cualquier masa de crecimiento progresivo, aunque no cause dolor, debe ser evaluada por un especialista", advirtió.
Estadísticas en Estados Unidos
Para este año 2025, los cálculos de la Sociedad Americana Contra El Cáncer para este tipo cáncer en los Estados Unidos son (estas estadísticas incluyen tanto adultos como niños):
- Aproximadamente 13,520 nuevos casos de sarcomas de tejidos blandos serán diagnosticados (7,600 casos corresponderán a hombres, mientras que 5,920 casos se diagnosticarán en mujeres).
- Se calcula que morirán 5,420 personas en los Estados Unidos (2,960 hombres y 2,450 mujeres) a causa de los sarcomas en los tejidos blandos.