Se suele decir que a veces hay que parar para seguir adelante. Esta máxima que podemos aplicar a diferentes aspectos de nuestra vida queda más que demostrada cuando hablamos de higiene postural. Por ejemplo, si llevas tres horas frente a la pantalla del ordenador hay que parar. Lo mismo cuando se trata de un trayecto largo en coche. Sin esos necesarios breaks, sería imposible avanzar. O, mejor dicho, sí se podría continuar, pero a costa de una adecuada postura corporal.
«Sea lo que sea que estemos haciendo -trabajar de pie quietos, sentados en una oficina, viajando en un tren, viendo la tele…-, es fundamental hacer un ‘snack’ de descanso cada hora o cada hora y media. Se trata de parar para cambiar la dinámica, moverse un poco y seguir con lo que estabas», explica Inma Blanquer. Ella, que es fundadora y directora de Assari , centro médico deportivo y de fisioterapia especializado en wellness y entrenamiento, ha visto todo tipo de problemas relacionados con las (malas) posturas. «Al final, es un reflejo de nuestra salud, así como la causante de numerosas molestias y patologías», afirma.
Dolor de espalda, un viejo conocido
Lo primero que viene a la mente al hablar de postura corporal es el dolor de espalda. Su prevalencia es alarmante. Los expertos calculan que más del 80% de los españoles sufrirá alguna molestia en esta zona a lo largo de su vida. De hecho, se encuentra entre las causas más comunes en nuestro país de baja laboral, traduciéndose en un coste de 9.000 millones de euros anuales, según el reciente informe Los costes de la cronificación del dolor lumbar y cervical. «Este problema afecta de forma directa al sistema musculoesquelético y puede derivar en los consabidos dolores de espalda (lumbar, cervical o dorsal), contracturas musculares, molestias en el cuello… Pero, también, influye en la circulación sanguínea; puede empeorar la función pulmonar e, incluso, la digestiva», sostiene Blanquer.
Algunos estudios señalan que la concentración y el rendimiento, tanto en el trabajo o en los estudios, también dependen de cómo coloquemos nuestro cuerpo. Pensemos que el cerebro, aunque solo representa el 2% del peso total, necesita del 20% del oxígeno para un funcionamiento óptimo. Permanecer encorvado o con las piernas cruzadas puede restringir ese consumo e interferir con la capacidad de pensar o resolver problemas. «Es más, el mejor tratamiento preventivo que podemos tener es una buena postura. Nos evita dolores y lesiones e, incluso, otros problemas de salud», apunta Blanquer.
La postura corporal refleja las emociones
Pero el cómo nos sentamos o andamos no es sólo desencadenante de problemas. También es un espejo de los mismos. «Por un lado, refleja nuestra condición física, es una señal de si te cuidas o haces ejercicio. Y, por otro, es un reflejo de cómo nos enfrentamos a la vida«, asegura la experta. Por ejemplo, cuando una persona pasa por una situación emocional o psicológica compleja se mete hacia dentro. Se encorva. Agacha los hombros. Mientras que alguien que está en un buen momento va más erguido. Disciplinas como el estudio del lenguaje y la comunicación no verbal se encargan de analizar el alcance de este aspecto. De hecho, ya en 1967, el psicólogo Albert Mehrabian, uno de los referentes en dichas áreas, dejó una regla que hoy sigue vigente. Del 100% de nuestra comunicación, más de la mitad (el 55%) corresponde al lenguaje corporal. El tono, la velocidad y ritmo de la voz suponen el 38%; y las palabras, solo el 7%.
Frente al ordenador y en la cama
Uno de los sitios donde pasamos más horas -generalmente con una postura corporal poco adecuada- es el trabajo. En el caso de las profesiones que requieren estar de pie, como camareros, dependientes, peluqueros, cajeros etc, Inma Blanquer recomienda «mantener el peso repartido entre los dos pies; la espalda erguida y las escápulas conectadas». Para quienes pasan la jornada sentados, frente a una pantalla, la experta da también unos consejos:
- Sentarnos en una silla con los hombros relajados.
- Apoyar los dos pies en el suelo -nada de cruzar las piernas- y mantener las rodillas al mismo nivel que las caderas, manteniendo un ángulo recto.
- La pantalla del ordenador debería situarse a la altura de los ojos y a unos 45 centímetros de distancia. Deberíamos llevar nuestro mentón ligeramente hacia abajo. Si trabajamos con un portátil tendremos que hacer uso de soportes específicos para poder ajustar la pantalla a la altura correcta.
A la hora de dormir, la directora de Assari apuesta por hacerlo de costado. «La posición fetal es la que más respeta las curvas naturales de la columna», afirma. Ponerse un cojín o almohada entre las rodillas ayudará, además, a que la alineación sea óptima y se evite adelantar o retrasar la cadera. «Respecto al lado, yo suelo recomendar el derecho, para no presionar el corazón y favorecer la actividad del sistema glinfático, encargado de limpiar los desechos del cerebro», añade Blanquer. Aunque advierte que, si hay problemas digestivos, lo ideal es tumbarse sobre el lado izquierdo.
Una conducción más segura
Tampoco podemos pasar por alto la importancia de mantener una buena postura corporal al conducir. No sólo es una cuestión de salud y comodidad, sino que además se considera un aspecto fundamental para practicar una conducción segura. La Dirección General de Tráfico insiste en la importancia del asiento:
- Debe permitir llegar al volante con los brazos ligeramente flexionados para maniobrar. También ha de dejarnos llegar a pisar a fondo el pedal de embrague sin necesidad de estirar completamente la pierna.
- El respaldo debe estar colocado casi en ángulo recto. Y la cabeza, a pocos centímetros del reposacabezas
- La altura del asiento también se ajustará de modo que se obtenga una visibilidad completa hasta el final del capó.
Mantener una postura adecuada es un trabajo individual, pero, por supuesto, el diseño del interior del automóvil ayuda a conseguirlo de una manera más sencilla. Compañías como Volvo tienen en cuenta que es un factor importante para el bienestar, la concentración y la seguridad del conductor. Por ejemplo, el asiento actúa como un importante sistema de seguridad en sí mismo. El reposacabezas, que reduce el latigazo cervical, ofrece apoyo en una amplia gama de colisiones; mientras que los airbags colocados estratégicamente se despliegan en caso de impacto, integrándose perfectamente en el diseño del asiento. En algunos asientos, además, cuentan con absorbedores de energía especiales que se deforman en ciertos choques.
Ergonomía al volante
Sin embargo, esos detalles no implican renunciar al confort. Todo lo contrario. Los asientos disponen de numerosas opciones de longitud, altura, respaldo, inclinación e incluso posicionamiento del volante, para encontrar la postura perfecta para cada uno. El diseño, parte del ADN de Volvo, minimiza los puntos de presión y proporciona un soporte personalizado. Por último, y a sabiendas de que un conductor cómodo es un conductor más alerta, los asientos ayudan a combatir la fatiga. Un conjunto de aspectos que, como sucede cuando encontramos la silla de oficina perfecta, redunda en mayor bienestar y atención.
Por otro lado, el compromiso de Volvo con la sostenibilidad, que le llevará a convertirse en fabricante de vehículos exclusivamente eléctricos en 2030, se extiende también a los materiales de los asientos. Confeccionados con materiales reciclados, crean una sensación de máxima calidad y minimizan la huella ambiental.