En este contexto, Paula Rodríguez, hematóloga en la Clínica Universidad de Navarra, ha resumido las últimas opciones terapéuticas presentadas en el último Congreso de la Asociación Europea de Hematología (EHA), con el foco puesto en las posibilidades que ofrecen los cuadrupletes, es decir, la utilización de cuatro fármacos en vez de tres (monoclonal, inhibidor de proteasoma, inmunomodulador y corticoide) para tratar esta enfermedad en pacientes de nuevo diagnóstico logrando una mayor proporción de respuestas, propuestas más profundas y un aumento de la supervivencia libre de progresión; y con daratumumab como uno de los grandes protagonistas, debido a las ventajas que ofrece.
“Daratumumab es un fármaco que ya conocemos muy bien, una base fundamental en el tratamiento del mieloma. Lo llevamos usando muchos años, primero en el contexto de la recaída y ahora en el tratamiento de primera línea. Tiene varias ventajas, pues combina muy bien con otros tratamientos habituales y tiene un perfil de seguridad muy manejable”, explica la facultativa. Añadir esta opción, a fin de cuentas, mejora la calidad de las respuestas y aumenta la proporción de que los pacientes alcancen una respuesta profunda, según la especialista.
“En el mieloma sabemos que alcanzar una respuesta completa con enfermedad mínima residual negativa es la manera de poder garantizar que ese paciente o bien nunca vaya a recaer o si recae lo haga lo más tarde posible”, ahonda.
Johnson & Johnson ha anunciado recientemente los resultados de tres estudios que refuerzan que los regímenes basados en este fármaco, Darlaex (daratumumab), mejoran significativamente los resultados en pacientes con diversos perfiles. El primero de ellos es uno de fase 3, llamado Perseus, que muestra la profundización de las respuestas y el mantenimiento de la enfermedad mínima residual negativa con una formulación con este fármaco junto con bortezomib, lenalidomida y dexametasona (D-VRd), seguida de un régimen de mantenimiento con daratumumab SC y lenalidomida (D-R), para el tratamiento de personas con mieloma múltiple de nuevo diagnóstico candidatos a trasplante. Estas tasas, a su vez, se asociaron con una mayor supervivencia libre de progresión con el régimen cuádruple basado en daratumumab frente a VRD en este grupo.
Pero, ¿qué significan estos resultados? Rodríguez insiste en que este estudio establece un paradigma, un nuevo estándar. Además, explica que la enfermedad mínima residual es un marcador “más precoz” que es capaz de predecir la supervivencia libre de progresión. “Si nunca recae o se retrasa la recaída, el paciente necesitará recibir menos líneas de tratamiento y cuanto más eficaz sea el tratamiento, más rápida será la mejoría”, resume.
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Tratamientos para diferentes fases del mieloma
El estudio fase 3 Maia pone el foco en personas de 45 a 90 años no candidatas a trasplante, con una mediana de edad de 73 años. Rodríguez define los resultados obtenidos como “sólidos” e incide en que es la supervivencia global más larga reportada hasta la fecha en una población mayor. Los datos del seguimiento de este informe detallan una mediana de supervivencia global de 7,5 años para daratumumab más lenalidomida y dexametasona, con una reducción del 33 por ciento en el riesgo de muerte frente a lenalidomida más dexametasona (Rd) en personas con mieloma múltiple de nuevo diagnóstico no candidatos a trasplante, lo que vislumbra la eficacia de este fármaco en primera línea en este tipo de perfil.
Pero no solo este fármaco puede ser utilizado como tratamiento en primera línea, sino que también tiene su hueco en el mantenimiento para nuevos diagnósticos candidatos a trasplante. La facultativa explica que ya se tenía constancia científica de que utilizar daratumumab en esta etapa era una mejor opción terapéutica – pues aumentaba la supervivencia libre de progresión – que no usar ningún fármaco. Sin embargo, quedaba la duda de si este resultado positivo se mantenía cuando el paciente había sido tratado con este mismo medicamento en la parte inicial del MM y se ha resuelto con el estudio fase 3 Cassiopeia. “Vemos que aquellos que tienen una tasa de respuesta de enfermedad residual negativa mayor son justamente los que utilizan este fármaco como inyección, consolidación y mantenimiento”, afirma.
El futuro del tratamiento del mieloma
A pesar de todos los avances y de sumar nuevas indicaciones a un fármaco bien conocido, aún queda mucho camino por recorrer. Actualmente, no es posible adelantarse a esta patología, es decir, tratarla en fase premaligna, de manera general. Pero sí a aquellas personas con alto nivel de progresión, fundamentalmente a través de ensayos clínicos.
“Es algo que se está valorando. Es verdad que el mieloma es una enfermedad que evoluciona desde una patología premaligna, pero a día de hoy no tenemos claros los factores que nos permitan predecir cien por cien qué pacientes van a progresar a mieloma y cuáles no. Entonces, se propone tratamiento para mieloma asintomático en el contexto de ensayos clínicos para pacientes con MM de alto riesgo de progresión a activo”, defiende.
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