Dinamarca es uno de los países más felices del mundo. La felicidad de los daneses es fuente de inspiración para muchas personas e instituciones porque está directamente relacionada con su estado de bienestar. En Dinamarca nació y vive uno de los expertos referentes de la felicidad mundial: Meik Wiking. Director ejecutivo del Instituto para la Búsqueda de la Felicidad de Copenhague, investigador de la Base de Datos Mundial de la Felicidad y miembro fundador de la Red Latinoamericana de Políticas de Bienestar y Calidad de Vida, Meik Wiking está considerado el hombre más feliz del mundo por The Times. Es el es el principal responsable de que la palabra hygge sea conocida en todo el planeta y, a día de hoy, está a punto de lanzar su quinto libro: The Art of Danish Living: How to find happiness in and out of work (será publicado en España por la Editorial Libros Cúpula el 10 de septiembre). “Este es uno de los libros más valiosos que he investigado y escrito (…) Si estás tratando de encontrar el equilibrio en tu vida laboral o necesitas algunos de consejos para tu rutina diaria, espero que este libro te ayude a encontrar el propósito y la alegría que buscas”, explica.
3 frases que el danés más feliz del mundo se dice a sí mismo todos los días
Meik Wiking, conferenciante y colaborador en muchas instituciones y publicaciones de bienestar y felicidad, revelaba en un artículo publicado en Make it, 3 frases que todo danés se dice a diario y que son de gran ayuda para construir una vida más feliz. Son sencillas pero están cargadas de sabiduría.
1. “No existe el mal tiempo, solo la ropa equivocada”
Según explica Wiking, se trata de una antigua expresión que forma parte de la cultura danesa y que tiene su razón de ser en el friluftsliv – amor por la vida al aire libre-, una actitud que comparte con todos los países escandinavos. “Dinamarca tiene 365 días de lluvia al año, o al menos se siente así. Si solo saliéramos cuando está soleado y cálido, rara vez lo harías. La buena noticia es que creemos firmemente que la mayoría de las condiciones climáticas se pueden disfrutar, siempre y cuando te vistas para la ocasión”, explica.
- La opinión del psiquiatra Phil Stutz: “Es importante tomar conciencia de que el dolor, la incertidumbre y el trabajo constante son partes de la vida humana. No podemos negar ninguno de ellos sino reconocerlos en nuestra vida y aprender a manejarlos sin detenernos. Es el trabajo constante el que nos permitirá manejar los dos primeros. Toda decisión tiene que terminar en acción, en movimiento hacia delante“.
2. “¿Hacemos un poco de hygge?”
“El hygge es una piedra angular de la cultura y el estilo de vida daneses -explica Meik Wiking- Quizás se describa mejor como el arte de crear un ambiente agradable y cálido. Hygge es a la vez un verbo y un adjetivo. Así que algo puede ser “hyggelig(t)” o hygge-like. “¡Qué sala de estar tan hyggelig!” “Fue tan hyggeligt verte”. “Diviértete hyggelig”. El danes feliz siempre está declinando la palabra hygge. “Hablar de ello nos ayuda a reconocer esos pequeños momentos de alegría en el día a día”.
- La opinión del psiquiatra de la Universidad de Harvard Robert Waldinger: “Apreciar lo ordinario hace que la vida cobre más vida, la hace reventar. Escuchar tu canción favorita como si la estuvieras escuchando por primera vez, ver el sol filtrarse a través de las hojas de un árbol, mirar a tu pareja y darte cuenta de lo asombroso que es que estés junto a esa persona. Se trata de reconocer que la satisfacción no es una meta lejana, sino una realidad presente que hay que abrazar”.
3. “Deja de preocuparte”
“Pyt med det” es una frase muy común en Dinamarca. “Es la suave exhalación en medio de las tormentas de la vida, una seguridad de que las cosas estarán bien, incluso cuando parecen no estarlo”, explica el hombre más feliz del mundo. Los daneses han llegado incluso a crear un botón pyt físico que usan algunas familias y escuelas. Cuando uno está agobiado por algo puede presionarlo literalmente y preguntarse, ¿qué importancia tendrá este pequeño problema en mi vida dentro tres meses?
- La opinión del psicólogo Alex Rovira: “A menudo, en el camino de nuestra existencia se nos cuelan piedras en los zapatos cuya presencia es sumamente incómoda. Dañan el calzado y el calcetín, y pueden llegar a lesionar nuestra piel. Lo razonable, una vez se nos ha colado la piedrecilla, es detenerse y liberarnos de ella. Pero aunque resulte paradójico, a veces preferimos encajarla entre los dedos o hacerle un rincón en algún lugar del zapato antes que detenernos, sentarnos o apoyarnos en la pared para descalzarnos y volver a dejar a nuestra molesta inquilina en el camino del que procede”.