Renunció a su trabajo en el Hospital El Carmen, en el Lagomaggiore y a su propio laboratorio que abrió junto a una socia hace 4 años, para dedicarse a un sólo lugar donde comenzará de cero: “El pluriempleo agota y mentalmente es tremendo estar yendo de un lugar a otro. Entre que está mal pago y somos pocos (ahora quedan 14) se hace todo muy cuesta arriba”, afirmó en medio del embalaje y en las horas en las que se está despidiendo de su lugar.
Inés realizó la residencia en medicina patalógica en el Hospital Central hace más de 10 años, es egresada de la Universidad de Mendoza y trabajó en diferentes efectores en esta especialidad que se dedica a estudiar y diagnosticar cánceres y tumores. Se requieren como mínimo quince años de estudio y perfeccionamiento permanente.
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Ahora, con su partida quedarán 14 profesionales de esta especialidad crítica que no dan abasto para procesar los cientos de estudios en el sector público y privado donde se reparten el trabajo. Ya se observan las demoras de un mes o más para la entrega de resultados y los médicos hablan de colapso.
Las sensaciones que tiene al cerrar un capítulo de vida en Mendoza y en Argentina vienen de un proceso de maduración que hizo con su hija, familia y amigos, como sus propios colegas. “Dejo agujeros importantes en dos hospitales. Hace bastante que vengo buscando oportunidades en Chile y en Europa porque los últimos años fueron muy desgastantes y frustrantes. No sólo tenemos que trabajar en varios lugares sino actualizarnos permanentemente y no nos dan las 24 horas del día para todo”, contó en la charla con Diario UNO.
Y continuó dando cuenta de la paradoja que viven los médicos: “Trabajo sobra pero son muy malos los salarios y el costo de vida es muy alto. El alquiler del departamento que estoy dejando se me iba a $600 mil pesos y es lo que me pagaban a mí en un hospital. Y en mi laboratorio las obras sociales recién están haciendo los pagos de enero y febrero, cuando con mi socia mes a mes pagabamos técnicos, insumos, servicios, alquiler y hasta el sueldo de la secretaria”.
Acorralada por la crisis económica y la recarga de trabajo, esta médica optó por el camino que otros 25 médicos argentinos ya eligieron. En el hospital en el que trabajará el próximo mes ya hay un equipo de compatriotas, algunos sin la ciudadanía italiana por una Ley de Emergencia Sanitaria que habilita la contratación a extranjeros sin papeles.
“Yo tramité la ciudadanía italiana hace muchos años, pero hay colegas que no la tienen”, destacó.
Trabajar en un solo lugar y con acceso a tecnología
La médica patóloga que perdió Mendoza porque renunció a tres lugares claves donde se procesan cientos de muestras encontró que la propuesta de Italia era muy buena no sólo por el salario sino por el acceso a la tecnología. En la provincia hay muy pocos lugares que realizan estudios en inmunohistoquímica, algo que es de rutina prácticamente.
La inmunohistoquímica (IHQ) es un método de laboratorio que utiliza anticuerpos para detectar la presencia de antígenos (marcadores) en una muestra de tejido. Los anticuerpos se unen a una enzima o a un tinte fluorescente y se agregan a las células para detectar la presencia de proteínas de interés.
“En Mendoza hay dos hospitales públicos que hacen este estudio. Y privados dos también nada más, para toda la demanda de la provincia”, acotó.
En cuanto a las oportunidades que ofrece su nuevo lugar de trabajo manifestó: “La diferencia es abismal en el salario. Para que te des una idea lo que cobro en un hospital lo destino a un alquiler que es el dúplex que estoy dejando porque tampoco vivía en un barrio privado ni mucho menos. Allá el alquiler es un cuarto de mis honorarios“.
“Lo que haga en un sólo hospital me va a servir para vivir y darle una mejor oportunidad a mi hija que es adolescente. Necesito mentalmente estar en un sólo lugar, no me importa trabajar 24 horas pero estar en un sólo lugar”, admitió con un suspiro porque es todo un logro después de haberse repartido en cuatro sitios, porque también trabajaba en su casa para adelantar informes.
“Lo único malo que vi en la propuesta es el desarraigo. Pero es una buena posibilidad vivir en otro país. Además la tecnología y las capacitaciones son otros de los puntos fuertes de irse afuera. Hace muchos años que en Mendoza no hay cursos en patología”, relató sobre su proceso de hacer el duelo y tomar la decisión de dejar el país.
“A mis compañeros les costó mucho aceptar que me voy”
Catalini aceptó que es importante el impacto para todo el sistema de salud su decisión. En el Hospital El Carmen, que depende de la Obra Social de los Empleados Públicos (OSEP) con ella formaban un equipo de tres médicos patólogos. De ellos, una compañera va dos veces por semana.
“Les costó mucho a mis compañeros en los hospitales, incluso a mi socia que se queda sola hasta que pueda encontrar a alguien. En el Hospital El Carmen éramos tres, pero una de las médicas tiene menos horas. Es decir que va a quedar una sola profesional a tiempo completo y eso es una locura”.
Si bien su ida ya es irreversible y le quedan pocos días para despedirse de amigos y familiares, Inés buscó la opción de mantener su cargo con una licencia sin goce de haberes ante la posibilidad de volver a Mendoza. Sin embargo, tuvo que hacer efectiva su renuncia.
“Me negaron la posibilidad de tomar una licencia sin goce de haberes. Me dijeron que no la están dando y es que se están yendo todos. Nos estamos yendo todos. La verdad es que te cansás de remar“, aseveró con cierta resignación y nostalgia a la vez por un cambio radical en su vida a miles de kilómetros de su Mendoza.
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