Los relojes inteligentes que miden los niveles de glucosa en la sangre son una de las apuestas tecnológicas más recientes dirigidas a aquellas personas que deseen controlar su diabetes o prevenir esta enfermedad crónica.
Según Móvil Zona, la persona solo deberá poner el smartwatch en su muñeca o no y ya contará con una cifra que le indique si tiene el azúcar elevada o no. En la actualidad no hay un reloj inteligente que mida directamente la glucosa, se trata de un prototipo llamado “sugar”, que promete no ser invasivo, ya que para hacer la medición no es necesario pinchar la piel.
Los dispositivos que han salido en la actualidad sirven para controlar la glucosa a través del registro de datos o usando un elemento externo.
¿Los relojes que miden la glucosa en la sangre son recomendables?
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) considera que el uso de relojes inteligentes para medir la glucosa en la sangre no es recomendable, debido a que pueden dar resultados inexactos.
La institución emitió un comunicado en el que advierte que esta inexactitud puede influir negativamente en el manejo de la diabetes e incluso, tener consecuencias mortales.
“Si su atención médica depende de mediciones precisas de glucosa en sangre, habla con tu proveedor de atención médica sobre un dispositivo apropiado autorizado por la FDA para tus necesidades”, agregan en el escrito.
Tres datos poco conocidos que te ayudan a prevenir los picos de azúcar en sangre
Según El Tiempo investigación que fue publicada por la revista Sociedad de Electrofisiología Cardiaca del Ritmo Cardíaco y Sociedad de Electrofisiología Pediátrica y Congénita, señala que estos relojes son usados por funciones de marcapasos y medición de glucosa, entre otras.
En el estudio, los científicos evaluaron los sistemas de medición que ofrecen tres marcas tecnológicas en distintas resincronizaciones cardíacas, dicha técnica se emplea para analizar la composición corporal, que incluye la masa muscular, la masa grasa, así como otros datos.
La evaluación halló que “la detección de bioimpedancia generó una interferencia eléctrica que superó las pautas aceptadas por la FDA e interfirió con el adecuado funcionamiento de los dispositivos cardíacos”
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