Un equipo internacional de astrónomos ha confirmado la existencia de HD 20794 d, una supertierra que se encuentra a tan solo 20 años luz de distancia, en la constelación de Eridanus, que no solo es prometedora por su cercanía con la Tierra, sino porque orbita en la zona habitable de su estrella, por lo que habría posibilidad de que albergara las condiciones para sustentar la vida extraterrestre. La revelación de este nuevo mundo ha sido gracias al espectrógrafo HARPS (High Accuracy Radial Velocity Planet Searcher) en el Observatorio La Silla en Chile.
HARPS es uno de los buscadores de planetas más exitosos de la historia y emplea el método de velocidad radial (o método Doppler) para cazar planetas: es capaz de detectar ‘bamboleos’ en una estrella, provocados por la atracción gravitatoria de un planeta en órbita. Y, para verificar la señal, los astrónomos también analizaron los datos de su sucesor, también chileno, el instrumento ESPRESSO (Echelle Spectrograph for Rocky Exoplanet- and Stable Spectroscopic Observations), instalado en el Very Large Telescope de ESO.
¿Cómo es la nueva supertierra potencialmente habitable?
La ciencia exoplanetaria ha avanzado significativamente desde que se descubrió el primer planeta orbitando una estrella distinta de nuestro Sol allá por 1995. Desde entonces, hemos detectado una gran cantidad de ellos y cada vez somos más exigentes con la finura de los datos, como el hecho de poder saber si un mundo es o no propicio para la vida.
Este exoplaneta tiene bastantes similitudes con el nuestro: su masa es seis veces mayor que la de la Tierra –aunque más pequeña que los gigantes gaseosos como Neptuno–, pero orbita una estrella similar a nuestro Sol a una distancia que lo coloca dentro de la zona habitable del sistema que permitiría la existencia de agua líquida, el ingrediente principal para la vida tal y como la conocemos en la Tierra. Completa su órbita en poco menos de dos años terrestres. Además, no está solo: forma parte de un sistema de tres planetas que orbitan una estrella de tipo G.
“HD 20794, alrededor del cual orbita HD 20794 d, no es una estrella común y corriente. Su luminosidad y proximidad la convierten en una candidata ideal para futuros telescopios cuya misión será observar directamente las atmósferas de los exoplanetas”, explica Xavier Dumusque, profesor titular e investigador en el Departamento de Astronomía de la Universidad de Ginebra (UNIGE) y coautor de la investigación que recoge la revista Astronomy & Astrophysics.
¿Albergará vida?
Es demasiado pronto para afirmar si este exoplaneta podría tener vida, ya que, a pesar de cumplir con la premisa de encontrarse dentro de la zona que popularmente se conoce como “ricitos de oro” (en la distancia justa respecto a su estrella parra mantener agua en superficie, que para estrellas como el Sol o HD 20794 está entre 0,7 y 1,5 unidades astronómicas), este dato no es inmutable o permanente, ya que cambia a lo largo de su órbita elíptica.
Además, que se encuentre en la zona habitable no es garante de vida; para ejemplos próximos tenemos al gemelo infernal de la Tierra, el planeta Venus o incluso el polvoriento Marte.
¿Qué será lo siguiente? Que los científicos planean utilizar otros instrumentos como el espectrógrafo ANDES en el Extremely Large Telescope (ELT) de ESO para sondear la atmósfera de este intrigante exoplaneta, buscando biofirmas como oxígeno o metano que podrían indicar procesos biológicos parecidos a los de nuestro mundo.