Son muchas las coas que todavía no sabemos sobre la galaxia, porque el este universo está lleno de misterios. Eso sí, con el paso de los años, poco a poco, muchos van saliendo a la luz gracias a los avances de la tecnología. El último: el telescopio especial James Webb de la NASA ha descubierto algo sorprendente, un exoplaneta al que han llamado GJ 1214b y que está situado a 48 años luz de la costelación de Ophiuchus. Este nuevo hallazgo ha sido clasificado como un sub-Neptuno debido a su tamaño, intermedio entre la Tierra y Neptuno si lo comparamos, y tiene a cientos de científicos que han estado observando este exoplaneta durante más de una década debido a su composición.
¿Qué es el James Webb?
Estamos ante el telescopio más avanzado jamás construido en nuestro planeta. Pertenece a la NASA y fue una colaboración entre la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Canadiense (CSA). Fue diseñado para observar el universo a través de infrarrojos, lo que permite observar estrellas y galaxias que ya no existen en el presente (ya sabemos que en las distancias de galaxias se miden en años luz y que la imagen que recibimos es por lo tanto del pasado, incluso de algunas estrellas que se formaron poco después del Big Bang). Este telescopio tiene un enorme espejo de 6,5 metros que puede capturar más luz que cualquier otro telescopio y se encuentra a 1,5 millones de kilómetros de nuestro planeta, y ha sido el protagonista de este descubrimiento.
Descifrando GJ 1214b
Este planeta, situado a 48 años luz de la constelación de Ophiuchus, ha sido un misterio para los científicos porque tenía una densa capa de nubes que lo hacían muy difícil de observar claramente. Este tipo de planeta con esta composición no se encuentra en nuestro sistema solar y por eso atrae tanta atención de la comunidad científica. Gracias al infrarrojo de JWST, los expertos fueron capaces de crear un mapa de calor más detallado en el que se capturaron el día y la noche del planeta. Aunque lo más increíble es que la atmósfera de este planeta refleja una cantidad considerable de luz de su estrella principal. Además, su atmósfera está compuesta por agua y metano, lo que apunta a un origen hídrico.
Centrados en el descubrimiento
Los sub-neptunos son los planetas más abundantes de la galaxia, pero aun así esconden muchas incógnitas sobre su composición. Por ello, el descubrimiento de GJ 1214b es crucial para entender este tipo de planetas. En el caso de este, los científicos especulan que puede ser un mundo acuático (porque podría estar rodeado de vastos océanos o una atmósfera densa y saturada de agua), y sus observaciones son clave en estudios cósmicos.
¿Es similar a cualquiera de nuestros planetas?
Sí, así es. Los expertos han comparado la composición de ambas atmósferas y también han planteado la cuestión de si la Tierra se parece más a Venus que a cualquier planeta acuático. Venus tiene una espesa atmósfera de CO2, que se puede utilizar como ejemplo para estudiar el efecto invernadero y las trayectorias evolutivas de estos exoplanetas.
Algunas opiniones al respecto son las de Kazumasa Ohno, del Observatorio Astronómico Nacional de Japón, desarrolló varios modelos detallando diferentes tipos de atmósferas de estas sub-Neptunos y lo que concluyó es que todos tienen atmósferas ricas en carbono. Mientras tanto, desde la Universidad de Arizona, Everett Schlawin, dijo que es muy difícil detectar señales de tan lejos y descifrar lo que realmente esconden estos misteriosos mundos.
Lo que podemos decir es que el descubrimiento de este exoplaneta ha desafiado todo lo que sabemos sobre la formación planetaria. Se ha abierto un nuevo mundo de astrofísica para nuestros científicos. ¿Qué otros desafíos vendrán de ahora?