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Diez minutos bastaron a las corrientes de roca provocadas por el impacto de un asteroide o un cometa para esculpir los dos gigantescos cañones que hoy se encuentran en el polo sur de la Luna. Un nuevo estudio publicado en la revista Nature Communications analiza en detalle un evento que dejó señales indelebles en la superficie de nuestro satélite. La investigación puede ayudar a los científicos a comprender los procesos que formaron los astros de nuestro sistema solar y ayudar a planificar futuras misiones espaciales.
Por: El Mundo
El cráter de impacto Schrödinger, en la luna, tiene una edad estimada de 3.810 millones de años. Está rodeado de cañones y barrancos creados por vetas de restos rocosos (eyecta), expulsados durante el impacto del objeto cósmico. Dos de estos cañones son Vallis Schrödinger y Vallis Planck. Cuentan con 270 km de longitud y 2,7 km de profundidad, y 280 km de longitud y 3,5 km de profundidad, respectivamente. Por su tamaño son comparables al Gran Cañón del Colorado, en Estados Unidos.
Sin embargo, la naturaleza exacta de los procesos que provocaron su formación aún no había podido ser precisada. El cráter de impacto Schrödinger está situado en el margen exterior de la cuenca Aitken, en el polo sur lunar. Con más de 2.400 km de diámetro, es una de las mayores estructuras de impacto del sistema solar, sólo superada por la Cuenca Borealis del planeta Marte, testimonio de la actividad de restos de materia cósmica que bombardearon la superficie de la luna durante su formación.
“Grandes cuencas de impacto como éstas también aparecieron en la Tierra hace mucho tiempo, pero todos sus rastros han sido destruidos por la erosión, la tectónica de placas y otros procesos geológicos”, explica David Kring, investigador del Instituto Lunar y Planetario en Houston (EEUU). “Así que todo lo que podamos aprender sobre esos grandes eventos de impacto en la Luna nos va ayudar a comprender mejor la Tierra primitiva”.
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