Hablar de un biordenador parece cosa del futuro, sin embargo es un área que lleva años desarrollándose. Ahora, una empresa suiza, FinalSpark, ha apostado por presentar un dispositivo de vanguardia, un ‘ordenador vivo’. Hablamos de 16 minicerebros cultivados en un laboratorio … a partir de células madre neuronales humanas integrados en una interfaz.
Hemos oído miles de veces que pese a lo avanzada que está la informática y la inteligencia artificial la idea de imitar el procesamiento del cerebro humano para el funcionamiento de un ordenador sigue siendo Un salto abismal. De modo que empresas como FinalSpark, en lugar de emular, ha optado por combinar software, hardware y biología para crear una alternativa pionera frente a la informática de los chips de silicio. Así, según la compañía han conseguido un bioprocesador con neuronas que pueden aprender y procesar información.
Funcionamiento
Todo ello se aloja en Neuroplataform, este biordenador detallan que se compone de 16 organoides que están alojados en cuatro conjuntos, que se conectan a ocho electrodos cada uno y a un sistema de microfluidos que les suministran nutrientes esenciales para mantener los tejidos neuronales vivos y operativos durante 100 días.
Sería así la primera plataforma online del mundo que brinda acceso a neuronas biológicas desarrolladas en un laboratorio, ya que la empresa ha permitido el acceso gratuito a Neuroplataform a casi una decena de instituciones de investigación. El propósito es que pongan a prueba estos bioprocesadores y observen de primera mano su efectividad. Mientras que otras organizaciones ya se han puesto a la cola de las peticiones que quieren acceder a esta tecnología que rompe moldes. «A medida que crece la demanda de nuestra neuroplataforma, estamos preparados para satisfacerla, todo ello con el objetivo común de construir el primer procesador viviente del mundo«, exponen en un comunicado de prensa.
Múltiples objetivos
Con este repertorio, la compañía aspira no solo a innovar sino también a conseguir una eficiencia energética sin parangón, creando un procesador mucho más ambicioso en su evolución. Y según FinalSpark, este bioprocesador en su plataforma de Neuroplatform puede procesar información con un consumo energético hasta un millón de veces inferior al de los procesadores digitales tradicionales.
A la vez que su funcionamiento durante periodos prolongados permite a los investigadores realizar extensos estudios de forma remota. Y en el proceso, han conseguido recopilar más de 18 terabytes de datos. La publicación científica de FinalSpark, titulada «Open and remotely accessible Neuroplatform for research in wetware computing», detalla los resultados.
Asimismo, el desarrollo de ordenadores cada vez más avanzados supone una demanda creciente de recursos, de ahí que muchos se pregunten si a largo plazo serán sostenibles. Su emisión de carbono y su uso del agua para mantener los sistemas refrigerados y en funcionamiento es preocupante. De ahí que los científicos responsables de este ordenador biológico señalen que entrenar un único modelo de lenguaje como GPT-3 requiere aproximadamente 10 gigavatios/hora, alrededor de 6.000 veces el consumo anual de energía de un ciudadano europeo promedio.
Mientras que la opción que proponen los investigadores de la empresa suiza permitiría frenar la sed de recursos. Según ‘Science Alert’, en comparación con el consumo de GPT-3, el cerebro humano opera 86 mil millones de neuronas usando solo 0,3 kilovatios/hora. Y la meta de esta compañía es acercarse a esta idea.
Este trabajo está precedido por otros estudios recientes que han ido mostrando un gran potencial y van por el camino de FinalSpark. Es el caso del proyecto que conectó neuronas a circuitos eléctricos para crear un dispositivo capaz de reconocer la voz. Ambos son indicios de un avance cada vez más firme hacia una era de la informática que hasta ahora solo creíamos que podría ser posible en la ciencia ficción. FinalSpark intenta romper ese prejuicio dando un paso significativo en esa dirección.