“En mis esculturas, el árbol caído no muere, sino que renace, llevándonos a reflexionar sobre la esencia misma de la vida”. Esté el lema del escultor dominicano Juan Trinidad, quien le dio una segunda oportunidad de vida a un roble centenario, que llenará de historia ancestral y cultura la sede de ONU Turismo, en España.
A Trinidad le tomó siete meses la elaboración de la pieza que refleja la simbiosis de las culturas taína, africana y europea, tallada en madera con destellos y elementos coloridos en su composición.
“Mi arte es un reflejo del sincretismo que define nuestra identidad como dominicanos. Parto de los taínos, cuyas raíces se entrelazan con las influencias de España y África, para crear obras que cuentan una historia colectiva de resistencia y transformación. Mi misión es plasmar en la madera no solo la belleza, sino el espíritu de una cultura que se nutre de lo divino y lo humano, de lo ancestral y lo contemporáneo, todo ello con la mirada puesta en el futuro, como siempre lo expreso: “Sin olvidarme del pasado, hago esculturas pensando en el futuro”, manifestó el escultor.
Añadió que parte de la sensibilidad que caracteriza al dominicano parte de los aborígenes, mientras que la fortaleza proviene de los africanos.
“Nuestra sensibilidad, nuestro hogar, vienen de nuestros aborígenes, la sensibilidad de los taínos, la fortaleza de los esclavos del África que ellos eran los que me hablaban igual que los taínos y me decían que te pasa, te estás olvidando de nosotros, no nos dejen solos”, agregó el artista.
La pieza tallada en madera de un roble centenario caído, reflejando su filosofía de no tala de árboles, simboliza un rostro ecuánime y tranquilo, así como un ojo que mira en perspectiva el mundo y un sol representado por un timón en alusión a los utilizados por los españoles para llegar a la isla en su descubrimiento.
“El rostro refleja la identidad, la simbiosis de la dominicanidad, como tú puedes observar el medio rostro es tranquilidad, paciencia y ecuanimidad y el ojo es lo que se mira y lo que se puede observar alrededor del mundo, es una visión universal alrededor de 100 grados giratorios, lo que gira, lo que vemos, la trascendencia”, expresó Trinidad.
El azul, rojo y blanco de la bandera dominicana dan color al marrón barnizado de la madera, así como verde esperanza y amarillo del sol.
La obra será trasladada a Madrid, España, a lo que será la sede de ONU Turismo, como regalo del Ministerio de Turismo y el Estado dominicano.
La pieza fue entregada por la vicepresidenta de la República, Raquel Peña; el ministro de Turismo, David Collado y el propio Juan Trinidad en el desarrollo de la primera cumbre de ONU Turismo de África y las Américas, celebrado en Punta Cana.
“Cuando me informaron de esta actividad, yo tenía varios compromisos, pero que sucede, cuando se habla que es para la identidad de la República Dominicana hay que dejar todo”, dijo con alegría Trinidad tras la entrega de la obra.